BLOG DEDICADO A JAIME MARTORELL MIR




domingo, 4 de julio de 2010

SOMOS LOS MEJORES...

...Y HEMOS VUELTO, ¡CABRONES!


Mentiría si dijera que la mayor alegría que tuve el pasado sábado fue la del gol de Villa. Supuso sin lugar a dudas un colofón genial a una inolvidable jornada, pero nada comparado con lo que disfruté con los cuatro goles de Alemania a Argentina. Resultó un tremendo alivio saber que no nos íbamos a cruzar con los sudamericanos en semifinales. Caer ante los tramposos hubiera sido horrible. Caer ante los alemanes entra dentro de lo previsible y no duele ni la mitad, al menos a servidor. Y sospecho que a todo aquel que tenga un argentino cerca, que no son pocos. Disfrutando del orgasmo mundialista en el Arenal pude comprobar que Argentina levanta pasiones en contra (algo que ya se vio en Italia'90) y oir a alemanes entonando "Que viva España" me reconcilió con ese maravilloso deporte que tantos malos tragos me ha hecho pasar en ocasiones.


Lo cierto es que las alegrías que supusieron para servidor las eliminaciones de Italia y Francia necesitaban verse colmadas con las de Argentina y Brasil, más que nada para callar a esos profetas a toro pasado, maldinis y demás, que ya anunciaban el declive del fútbol europeo. Los mismos que daban a Costa de Marfil serias opciones de no sé muy bien qué. ¿No se cansan a veces de equivocarse siempre? Europa no necesita manos de Dios.
Hubiera firmado estas semifinales antes de comenzar el Campeonato sin dudarlo ni un momento. Ahora se abre un abanico de opciones que no me desagradan en absoluto. Indudablemente una victoria final de España sería el delirio, pero si es Alemania la campeona serían ya cuatro estrellas, y si hay una selección que se lo merece son ellos. Siempre están ahí pese a los vaticinios de los maldinis. Una hipotética victoria de Holanda en Sudáfrica sería, por otra parte, una especie de justicia poética futbolera algo más de un siglo después del genocidio boer. Y en el peor de los casos, una victoria celeste tendría al menos lo bueno de que Uruguay superara a los argentinos en campeonatos mundiales, y eso les dolería a estos últimos y mucho. Qué queréis, como buen español disfruto casi más de las desgracias del prójimo que de las alegrías propias.
Como esos que el miércoles que viene serán alemanes por un día como antes fueron norcoreanos, suizos, hondureños, chilenos ('¡Chi-Chi-Chi le-le-le, Viva Chile Pinochet!' hubieran llegado a entonar si hubiera sido necesario), portugueses y paraguayos. Su empecinamiento en la frustración, en el placer del mal ajeno, su autoodio, no hacen más que reafirmar su condición de españoles. No tendrán más remedio que vestirse con los colores de esos a los que acusaban de querer adueñarse de la isla (eso sí, previo pago) y anexionarla al Reich. ¿Qué se creían esos cabezas cuadradas? ¿Que iban a pagar precios de escándalo por las tierras de los mallorquines -que voluntariamente se las vendían- sin dignarse a aprender catalán? Pues ya véis, galletitas mías, ironías del destino...


Ya os podéis imaginar las ganas que tenía de colgar este vídeo...


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