Este va a ser el primero de una serie de artículos en los que servidor, con la inestimable ayuda de dos de sus lacayos más eruditos en temas futbolísticos, va a intentar hacer un repaso por la presencia que han tenido los skinheads en las sufridas gradas españolas. Empezando por su implantación en Barcelona a mediados de la década de los ochenta, siguiendo por su propagación por el resto del país a principios y mediados de los años noventa, y acabando por su decadencia, que desde comienzos del nuevo milenio hasta la actualidad, ha acabado por convertir su presencia en los estadios de fútbol en un fenómeno residual, y para muchos, fuera de lugar.
Capítulo 1: Barcelona.
Al hablar de skins en este país, ya sea dentro de los estadios de fútbol o fuera de ellos, hay que hacer una parada obligatoria en Cataluña, ya que fue por esos lares por donde se introdujo inicialmente esta incomprendida subcultura urbana. Se debió, principalmente, al contacto que tuvieron jóvenes catalanes con skins franceses que iban a veranear a la Costa Brava, especialmente a la zona del Empordá y Rosas. Esto sucedió a principios de los años ochenta, y su implantación en Barcelona ciudad fue inmediata, por lo que se puede considerar a la ciudad condal como la capital skinhead española por antonomasia.
En España, el primer grupo ultra que contó con skins en su seno fueron las Brigadas Blanquiazules del Real Club Deportivo Español, de hecho, es el único grupo que desde su fundación, en 1985, ya contaba con ellos en sus filas. En un principio, estaban aglutinados en torno a la “sección” Skins Sarriá (cuya existencia como colectivo era incluso anterior a la fundación del grupo), situándose en el fondo sur, por aquel entonces junto a la antigua Peña Juvenil, y contando con pancarta propia. En esta primera temporada, el número de skins es relativamente reducido, pero de gran importancia dentro del grupo, ya que entre ellos se encontraba la mayoría de los fundadores de Brigadas. Su presencia crece visiblemente a mediados de la temporada 1986-87, debido principalmente a la buena marcha en el campeonato nacional de liga del equipo entrenado por Javier Clemente, en el que acabarán terceros y conseguirán un puesto para disputar la copa de la U.E.F.A. del año siguiente. En la primera vuelta de esa misma temporada, el 10 de octubre de 1986, unos 30 skins pericos hacen acto de presencia en el Nou Camp, donde tienen duros enfrentamientos con los ultras locales, tanto antes del partido en los aledaños del estadio, como durante el descanso del encuentro en el interior del mismo, pasándolo muy mal en territorio azulgrana. Después de ese partido, skins pericos asaltan como venganza el bar Alt Berlín, importante punto de reunión, por aquel entonces, de miembros de Boixos Nois. Ponemos estos dos incidentes como meros ejemplos, ya que esta clase de encontronazos entre ultras pericos y culés se harán muy habituales con el paso del tiempo, haciendo que la rivalidad entre ambos sectores se avive constantemente. En la temporada siguiente, con el equipo ya disputando la copa de la U.E.F.A. (que acabaría con la famosa tanda de penaltis contra el Bayer Leverkusen), la presencia skin sigue creciendo hasta volverse la corriente mayoritaria en las gradas españolistas. En esa competición, el 4 de noviembre de 1987, tienen lugar unos históricos enfrentamientos con los ultras milanistas que visitaron la ciudad condal capitaneados por la Fossa dei Leoni y la Brigate Rossonere. Los italianos atacaron a su llegada a los aledaños del estadio (con el partido ya comenzado) a los pocos pericos que encontraron en los bares de la avenida de Sarriá, y recibieron la contrapartida blanquiazul después del partido en la que fue conocida como la “noche de los cuchillos largos”, donde los actos vandálicos, las agresiones y la quema de coches por parte de los pericos se sucedieron durante gran parte de la noche. Pocos días después, el 12 de noviembre de 1987, tiene lugar un hecho muy recordado en los ambientes musicales. En un concierto de Decibelios en la sala Zeleste de Barcelona, que sería inmortalizado en el Lp “Vivo’s 88”, unos 20 skins de Brigadas Blanquiazules generan diversos altercados en el interior de la sala durante el trascurso del espectáculo, y sobre todo, a la conclusión del mismo, produciéndose diversas agresiones en el exterior del recinto. Este hecho fue una de las principales causas que provocaron la ruptura de esta mítica banda con la escena musical skin, de la que habían sido fundadores y de la que por aquel entonces ya intentaban alejarse.
Por esas mismas fechas, mediados de 1987, se unen a esta subcultura urbana los Boixos Nois del Fútbol Club Barcelona. En torno a una pequeña pancarta con la inscripción de “Boixos Oi!” (de letras blancas sobre fondo negro, y propiedad de un conocido mod del extrarradio barcelonés), se aglutinó un primer grupúsculo de skins (en un número muy reducido), que se situaban en la primera gradería del fondo sur, junto al resto del grupo. Con la recolocación del mismo en la tercera gradería del fondo sur en los últimos partidos de la temporada 1988-89, la cantidad de skins aumenta notablemente superando ya los 50, como se puede ver en los inicios de la temporada siguiente con el desplazamiento culé a Pamplona, el 27 de enero de 1990, donde entre bengaleo y bengaleo aparecen con las cazadoras del revés, mostrando el color naranja de su interior, una moda muy seguida por aquellos años y que introdujeron ellos mismos en España (su invención se suele atribuir a los skins del Chelsea de principios de los ochenta), al igual que ocurriría con las zapatillas Adidas Samba. Los Boixos Oi! forjaron por esos años una corta amistad con los skins de Ipar Brigadak de la Real Sociedad, que acabaría con la rotunda desaparición de éstos pocos años después. En la temporada 1991-92, se crea una nueva sección que se coloca bajo la pancarta de “Skins Catalans” (de letras negras sobre fondo blanco y propiedad de uno de los cabecillas históricos del grupo), este grupúsculo estaba relacionado con el partido político Estat Catalá (de cariz independentista y xenófobo) y contaba con un fanzine del mismo nombre. Es en estos años cuando la presencia skin se hace masiva en el Nou Camp, con el grupo recolocado de nuevo en la primera gradería del fondo sur se juntan unos 250 skins aproximadamente, siendo su punto de reunión antes de los partidos el bar “La Jarra”, situado cerca del estadio y que llegó a ser conocido como “el bar de los pelados” (acabando 1993 ya se trasladarían al ahora famoso bar Virginia). Del mismo modo que los skins de Brigadas se habían hecho habituales en los conciertos de Decibelios años atrás, los skins de Boixos hicieron lo propio con los conciertos de Frontpilsen, donde se dedicaban a agredir en sus recitales a skins izquierdistas, lo que imposibilitó a la banda seguir tocando en directo, disolviéndose poco después. Entre los años 1992 y 1994 toma bastante relevancia la sección Centre de Boixos Nois, creada en 1986, situada en Madrid, y compuesta en su inmensa mayoría por skinheads. El anti-madridismo de sus vecinos atléticos hizo que los sectores skin de la Centre y del Frente Atlético estrecharan relaciones, compartiendo grada con los atléticos en el Vicente Calderón, visitas al Santiago Bernabéu como la del 7 de mayo de 1994 y el famoso corteo desde plaza Castilla, e incluso dándose algunos casos en los que algunos miembros compartían militancia en ambos grupos. Esta buena relación se acabaría trasladando también al núcleo barcelonés, especialmente entre las viejas guardias de ambos sectores. La situación cambiaría el 11 de marzo de 1995 debido al intento de agresión que sufrieron un pequeño grupo de skins culés a manos de otro de colchoneros en un partido contra el Atlético de Madrid en la capital. Un nutrido grupo (con tres autobuses llenos) de Boixos Nois se vengaron de este hecho el 9 de diciembre de 1995 asaltando un par de horas antes del encuentro el bar “La Bodega”, principal centro de reunión de los skins atléticos por aquel entonces, teniendo después alguna que otra escaramuza con la policía montada en los aledaños del estadio Vicente Calderón.
Entre medias de estos sucesos, y como apuntábamos anteriormente, el enfrentamiento entre ultras culés y ultras pericos se fue recrudeciendo con el paso del tiempo, hasta el punto de que a principios de la década de los noventa la tremenda rivalidad entre ambos sectores superó con creces las fronteras de lo meramente futbolístico y se trasladó a las calles de Barcelona, siendo las bandas de skins las que llevaron la voz cantante en la mayoría de los acontecimientos. Al arraigado enfrentamiento deportivo de ambos clubes, se le añadía un importante trasfondo político, ya que mientras los skins pericos se caracterizaban por su tendencia nacional socialista españolista, los skins culés tenían un marcado carácter catalanista e independentista, capitaneado por skins nacional socialistas (que después fueron llamados "nazis catalans"), pero también acompañados por una considerable cantidad de redskins y S.H.A.R.P.’s, lo que hizo que entre todos se creara una auténtica mezcla explosiva. El apuñalamiento de un ultra culé a manos de un grupo de Brigadas el 1 de diciembre de 1990, en una parada de autobús del barrio de Gracia, supuso el punto de partida de un brote de violencia que puso en alerta a las autoridades políticas y policiales, que en primera instancia se vieron desbordadas por los acontecimientos. El episodio de máxima gravedad de este mano a mano fue el que tuvo lugar un mes después a las puertas del Hotel Meliá Sarriá, el 13 de enero de 1991, después de la disputa del partido entre el Español y el Sporting de Gijón valedero para el campeonato nacional de liga, en el que un grupo de skins culés apuñalaron a dos ultras pericos, uno de los cuales falleció en la reyerta. Estos hechos fueron repetidos en los medios de comunicación hasta la saciedad, apareciendo diversos documentales y “entrevistas” que han quedado para la posteridad y en el recuerdo de muchos. Pero este hecho no supuso un punto final en el toma y daca entre ambos grupo, sino un punto y aparte, ya que los apuñalamientos, los ajustes de cuentas, y las peleas en plena calle entre ambos bandos siguieron produciéndose en numerosas ocasiones, destacando los enfrentamientos en el metro de Barcelona y otros acaecidos en zonas como Nou Barris o el barrio de Horta. Con el paso del tiempo, los controles policiales sobre ambos grupos aumentaron exponencialmente, acrecentados además por la celebración de los Juegos Olímpicos que iban a tener lugar en Barcelona en agosto de 1992, que provocó que se comenzara a perseguir a todo individuo que portara estética skin (entre otros). Ante esta situación represiva, que acabaría por alargarse en el tiempo, ambos sectores reaccionaron de forma diametralmente opuesta.
Por el lado azulgrana, el número de skins fue descendiendo progresivamente hasta el punto de que a mediados de los años noventa su presencia en el Nou Camp era meramente testimonial, e incluso a día de hoy, nos encontramos con que es una estética totalmente repudiada. Uno de los últimos incidentes de consideración protagonizados por skins culés fueron los que tuvieron lugar en el desplazamiento a Zaragoza, el 15 de febrero de 1992, donde al poco de iniciarse el encuentro unos 20 ultras culés (en contra de la creencia popular, skins en su inmensa mayoría) se introdujeron en el fondo norte de la Romareda ocupado por aquel entonces por Ligallo Fondo Norte, que al percatarse de su presencia cargaron contra los culés teniendo un espectacular enfrentamiento (con bengalas de por medio) en plena grada que acabó con los barcelonistas expulsados del fondo y numerosos contusionados, para después propagarse los incidentes y el lanzamiento de objetos al lateral contiguo al fondo sur donde estaba el grueso del grupo culé. Estas son sin duda una de las escenas de violencia en las gradas más recordadas de este país. En la siguiente temporada, el 5 de septiembre de 1992, horas antes del encuentro de la primera jornada del campeonato nacional de liga que enfrentó al Barcelona con el Real Madrid, se presentan de forma oficial los Casuals F.C.B., que realizan un corteo desde plaza Cataluña encabezado por la ya famosa pancarta con el nombre del grupo en letras blancas sobre fondo azulgrana y el logotipo de Umbro. Este pionero grupo estaba formado, en principio, por unos 50 antiguos skins que abogaban por abandonar la estética skin para sustituirla por la casual, estilo emergente que se estaba implantando ya en gran parte de Europa. Decimos en principio, porque la estética skin no desapareció de un día para otro, e hizo falta un relativamente corto periodo de tiempo para que el grupo se adaptase a esta nueva corriente de forma plena. Se puede decir que la aparición de este grupo, como respuesta a la nueva situación de represión antes mencionada, supuso el punto de partida de la decadencia de la presencia skin en las gradas del Camp Nou.
Por el lado blanquiazul, ocurrió todo lo contrario. Tras los diversos vaivenes de principios de los años noventa producidos por la sucesión de ascensos y descensos del club, el grupo se consolida con la aparición de Irreductibles (resultado de la unión en una misma grada de las Brigadas Blanquiazules, la reformada Peña Juvenil Españolista y la Peña Universitaria) en un encuentro contra el Badajoz el 9 de octubre de 1993. Dentro de un fondo sur repleto de seguidores españolistas cada domingo de partido, el número de skins alcanza su punto álgido siendo unos 250 aproximadamente, teniendo el bar Sarriá 82 (situado a unos 50 metros de la puerta de entrada a la grada visitante) como principal punto de reunión, y contando con diversas pancartas como la de Skins Gracia (con letras blancas sobre fondo negro con la runa de la división Landstorm de las Waffen SS de color azul en medio) o la de Skinheads (con letras góticas blancas sobre fondo azul claro). Sin ninguna duda, la época dorada del grupo tiene lugar durante estos años, aunque curiosamente el número de incidentes disminuye notablemente, en parte por el acuerdo al que llegaron Brigadas con el resto de grupos del fondo de reducir al mínimo posible los niveles de violencia. A pesar de que el hermanamiento con Ultras Sur se remonta a 1988, es en estos años cuando se estrechan aun más estos lazos especialmente entre los núcleos skins de ambos grupos, amistad que todavía perdura a día de hoy. Pero todo cambió a partir del último encuentro jugado en el antiguo estadio de Sarriá, el 21 de junio de 1997, durante ese partido contra el Valencia, tienen lugar los famosos enfrentamientos en el mismo césped del campo entre ultras pericos y la policía nacional, consiguiendo los pericos hacer retroceder a estos últimos hasta expulsarlos del terreno de juego por una puerta lateral. Con la llegada al estadio olímpico de Montjuich el grupo pega un bajón considerable, justificado en parte tanto por la situación del estadio como por la disolución de Irreductibles (ruptura que ya se había ido gestando en los últimos partidos en Sarria), por lo que también se reduce el número de skins presentes en las gradas. A pesar de ello, a principios de siglo su presencia siguió siendo notoria, como demuestra la creación de la sección Esvástica en la visita del Español al Bernabéu el 2 de septiembre de 2002, siendo unos 25 miembros por entonces y utilizando la pancarta “Skin Heads R.C.D. Español” en un primera instancia y la de “Komando Anti Drogas” en segunda debido a las prohibiciones policiales. A día de hoy, con el grupo en sus horas más bajas por la falta de un relevo generacional, todavía sigue habiendo skins manteniendo esta larga tradición de la que fueron pioneros a la espera de ver cuál será su situación definitiva en el nuevo estadio de Cornellá.
Mr Bola 8