domingo, 30 de noviembre de 2014
miércoles, 29 de octubre de 2014
jueves, 25 de septiembre de 2014
PEÑULTRAS
Con la llegada de las llamadas "gradas de animación" estamos asistiendo a un extraño híbrido que no sé bien cómo clasificar. Se trata de hinchas que no se comportan como los tradicionales peñistas pero que tampoco llegan a ser ultras. No utilizan nombres belicosos ni un vestuario ultra tradicional, de hecho se suelen agrupar en peñas oficiales, pero sí hacen uso de violencia verbal con tintes pseudopolíticos en muchos casos, (especialmente en foros de internet o en ausencia de hinchas rivales o, de haberlos, custodiados convenientemente por los cuerpos de seguridad) así como de ciertos elementos estéticos del mundo ultra.
De modo que podemos ver pancartas de peñas con cruces de San Jorge (muchas veces manteniendo los colores rojo y blanco pese a no ser los del club en cuestión), laureles, grafías clásicas sobre fondo negro utilizadas en el mundo ultra (que curiosamente pasaron a éste de los ambientes underground del neofascismo francés de los 60 y 70), etc. Por supuesto que nadie tiene la exclusiva de los mismos, y no veo mal que las apolilladas peñas vayan renovándose un poco adoptando un carácter más... ¿radical? No me parece mal y ya me he pronunciado en ese sentido. Pero sí me llama la atención la actitud de ciertos hinchas que van de provocadores y chungos para unas cosas y que se quitan de en medio a las primeras de cambio si hay lío autocalificándose como "hinchas normales" y renegando de ser ultras.
Me llama la atención que el presidente de una peña haga un comunicado para aclarar que unos hinchas rivales le han robado una pancarta furtivamente, de un tirón y sin mediar violencia. Para empezar, si de verdad son peñistas seguramente les habría molestado que se la quitaran, naturalmente, pero no les importaría lo que se hablara en un foro de ultras ni irían redactando comunicados recalcando la forma supuestamente deshonrosa en que se lo hicieron, aunque creo que lo deshonroso hubiera sido hacerlo con violencia, pues agredir a peñistas está muy mal visto entre hooligans. Seguramente de ser ése el caso hubieran escrito otro comunicado denunciando la violencia usada contra unos simples peñistas. Eso sí, con mucho gracejo andaluz y sentido del humor.
También me llama la atención que, también con mucho sentido del humor aunque más mesetario (en esta España de pandereta todo el mundo es la monda, así nos va) unos puretas lleven pelucones y exhiban una pancarta que parece sacada de un fondo ultra de los años 90. Ojo, que lo de las pelucas no significa nada, recuerdo haber leído sobre una banda de hooligans que las llevaban (no recuerdo de qué equipo, seguro que algún lector lo sabe) pero no creo que sea el caso. Y en todo caso, me parece ridículo que un cincuentón vaya por ahí haciéndose el gracioso con un pelucón. Seamos serios, eso podía tener gracia en la posguerra, pero ahora es ridículo. Pero a lo que iba, ¿tan difícil resulta innovar, crear algo nuevo? ¿Necesitan plagiar los mismos elementos estéticos (y no me refiero a las pelucas) que se han usado durante años en los fondos ultras?
50% peñistas, 50% ultras, 0% originales.
Etiquetas:
Mr Quely os habla
domingo, 7 de septiembre de 2014
sábado, 6 de septiembre de 2014
TERRY BUTCHER
Terence Ian Butcher, conocido como
Terry Butcher, nació en Singapur, destino exótico para un hombre
como él. Terry era un jugador con
1,93 de altura, rudo y con cara de pocos amigos, en pocas palabras, era
un muro difícil de romper. Fue un jugador clave en la
selección de los “Pross”, por su juego rústico. Y lo pusieron como defensa
indiscutible para clasificarse para el mundial de Italia.
Tal día como hoy hace 25 años, Inglaterra se jugaba
la clasificación en la "final" contra Suecia quedando empate a cero,
en gran parte gracias a la participación de Terry, que acabó con otro
color. Todo pasó tras un choque de
cabezas con el jugador nórdico, Ekstrom, cabezazo que le causó a
Terry un corte de consideración. A pesar de tener este
accidente decidió que le aplicasen siete puntos en su brecha y un
vendaje en la herida. Los suecos seguían colgando balones largos, cosa que obligaba a Butcher a despejar con la cabeza, lo que provocó que la sangre se filtrara desde su frente hasta la elástica blanca. Cuando acabó el partido, dijo que le tendrían
que haber matado para sacarle del terreno de juego.
Jugó en el Ipswich Town, Rangers
FC de Glasgow, Coventry City, Sunderland AFC y acabó su carrera de
futbolista en el Clydebank FC. Actualmente es entrenador del
equipo escocés Iverness FC.
Larga vida a Butcher.
Drunken Devil
Etiquetas:
Colaboraciones,
Efemérides,
Homenaje,
Viejos tiempos
lunes, 4 de agosto de 2014
70 LAT
Para conmemorar el Alzamiento de Varsovia de 1944 contra las tropas de ocupación alemanas durante la II Guerra Mundial, cada 1 de agosto la capital polaca se paraliza durante un minuto tras el sonido de una sirena. En esta ocasión los ultras del Legia lo han acompañado entonando el himno polaco y formando el símbolo del Armia Krajowa.
Etiquetas:
Efemérides,
Homenaje,
Vídeos
sábado, 2 de agosto de 2014
viernes, 25 de julio de 2014
ENTREVISTA URBAN FIRM
Los amigos de Urban Firm me entrevistaron hace algunas fechas. Si queréis leer la entrevista o echar un vistazo a su blog, clicad aquí.
De paso aprovecho para completar una de las respuestas, ya que se me quedó en el "portapapeles", por así decirlo. Me preguntaban si permanecía aún en activo, así que ahora les respondo que aunque en su momento formé parte de Línea 8 y Colectivo 69, ahora se puede decir que estoy algo aparte, aunque seguramente me deje caer por Sa Curva 1916 (que se llama "curva" ahora que justamente estará en el lateral). Es inevitable, la cabra tira al monte.
Mis disculpas por no haber respondido en su debido momento.
Etiquetas:
Mr Quely os recomienda,
Novedades,
Viejos tiempos
martes, 22 de julio de 2014
RED ARMY GENERAL (II)
Siguiendo con las memorias de Tony O'Neill, su fama dentro del Red Army hizo que en ocasiones adoptara funciones de mediador entre hinchas y club y se le reclamara para participar en charlas sobre la violencia en el fútbol, y cuenta una anécdota divertida cuando un directivo y un político se vieron envueltos en un fuego cruzado entre hinchas del United y el Liverpool durante uno de estos coloquios en 1976. La violencia en torno al fútbol se convirtió en un quebradero de cabeza para el gobierno británico, en gran medida gracias al Red Army, y ello hizo que se fueran tomando medidas para intentar prevenirla, como la creación de zonas acotadas para las aficiones visitantes en los estadios y el control de los trenes especiales en los que viajaban los hinchas. Esto propició a su vez que los hooligans se organizaran mejor a la hora de buscar enfrentamiento con sus rivales. A final de 1975 ya se ve esta tendencia de una manera clara con grupos diferenciados del grueso del Red Army que cogían trenes distintos. Es curioso el relato que hace el autor de un viaje en solitario (lo cual tiene su mérito en unos tiempos en los que no había internet ni móviles) y que le sirve como punto de inflexión para abandonar definitivamente su etapa scarfer.
O' Neill cuenta su experiencia en centros de menores y en prisión y cómo esas estancias le sirvieron para endurecerse y volverle una persona aún más violenta. Una de estas condenas con 21 años, en 1979, por un asunto no relacionado con el fútbol, coincidió en el tiempo con el inicio de la escena scally/casual por lo que no pudo vivirla en su génesis. Tal vez por ello se muestra algo crítico con la misma, en concreto con la obsesión por vestir determinadas marcas, aunque reconoce que prescindir de la bufanda de toda la vida para pegarse mejor era un avance. En cierto modo desmitifica el origen del casualismo argumentando que en Liverpool siempre se había llevado una estética similar, algo diferenciada de la del resto de Inglaterra. Tampoco, y como ya apuntábamos al empezar a hablar de estas memorias, es muy partidario de que las firms tuvieran nombre. Lo de Inter City Jibbers lo pone como ejemplo, pues aunque fuera el nombre por el que se conocería a los hools del United por un tiempo, las intenciones del mismo eran claramente más humorísticas que identificativas. Y esa actitud puede extenderse, según él, al resto de la afición de su club. Tampoco se muestra amigo de las tarjetas de visita... ¡ni de los libros! Paradójico, cuando menos.
Los dos capítulos finales están dedicados a los scousers y a la ICF, dando su versión sobre diversos enfrentamientos que tuvieron con ellos, a los que acusa de llevar armas, de no ser limpios en las peleas, de pelear con hinchas normales,... Me ha aburrido bastante este final porque habla de movidas en las que no estaba presente, lo que resta valor a su testimonio, y aunque servidor entienda que no quiera pasarlas por alto por su importancia, parece que lo hace más por obligación y justificación que por otra cosa. Son capitulos en los que desconecté bastante, en parte porque no entendía muy bien el texto y en parte porque me daban la impresión de estar hechos con algo de desgana y de resquemor por parte del propio narrador. En lo relativo a la ICF habla sobre el célebre reportaje "Hooligans" de la BBC de 1985 y de la mítica pelea del ferrry Koningin Beatrix un año después, y aprovecho para recomendaros el programa nº 2 de "Lleno hasta la bandera", en el cual tendréis un relato pormenorizado y tronchante sobre esta última. Por cierto, espero ansioso una nueva entrega de esta tertulia.
Un nuevo ingreso en prisión a mediados de los 80 sirve a O'Neill para poner el punto y aparte en sus memorias, el cual coincide con el descenso de la violencia, las operaciones policiales contra los hooligans, el inicio de la escena rave y la mítica Hacienda y sus consecuencias, con las guerras de bandas criminales por controlar el tráfico de drogas.
Pero esa es otra historia que cuenta en The Men in Black (que abarca el período de 1988 a 2001), libro que en mi humilde opinión deberia haber sido escrito por Gary Powell, otro mítico hooligan del United. Aunque tampoco puedo prejuzgar un libro que no he leído, claro está.
Etiquetas:
Mr Quely os recomienda,
Viejos tiempos
martes, 15 de julio de 2014
miércoles, 9 de julio de 2014
´¡Che pibe, pasame la pelota!´
Joan Forteza y Ángel Bolao recuerdan que Alfredo Di Stéfano no quiso perder ni aquel amistoso que el argentino jugó con el Mallorca en 1959 con motivo de la inauguración de la luz artificial del Lluís SitjarEl 14 de agosto de 1959 Alfredo Di Stéfano vistió la camiseta del Real Mallorca. Fue solo un día, pero causó sensación en un Lluís Sitjar lleno hasta la bandera. El astro argentino pasaba unos días de vacaciones en la isla y el club le invitó para jugar un amistoso contra el Newcastle. El partido había sido organizado con motivo de la inauguración de la iluminación artificial en el estadio de Es Fortí.
Joan Forteza y Ángel Bolao recordaron ayer para DIARIO de MALLORCA aquel encuentro en el que jugaron con un futbolista que por aquel entonces ya era una leyenda. "¡Che pibe, pasame la pelota!". Han transcurrido 55 años pero Bolao recuerda aquel grito como si fuera ayer. "Yo jugaba atrás y él era delantero, pero corría a mi posición para pedirme el balón. Como persona era un poco raro, pero dentro del campo era una figura, un futbolista sensacional. Físicamente un superdotado", evoca Bolao.
"Cuando nos dijeron que jugaría el partido nos pusimos muy contentos. Imagínate, íbamos a jugar con un mito", rememora Forteza. "Aquel verano acabábamos de subir a Segunda y para nosotros fue un verdadero honor. Después me lo encontré varias veces como rival porque aquella misma temporada ascendimos a Primera", subraya el exfutbolista bermellón.
La conexión entre el Mallorca y Di Stéfano era el también argentino Juan Carlos Lorenzo, entrenador que acababa de conducir al equipo rojillo de Tercera a Segunda División. De hecho, el entonces futbolista del Real Madrid había intermediado un año antes en la contratación de Lorenzo para el banquillo bermellón. "Eran muy amigos", destaca Forteza, pero da otra razón que explica por qué el Mallorca logró aquella proeza.
"En el club había un directivo que era dueño del hotel Majórica. Di Stéfano estaba de vacaciones en la isla y se hospedaba allí. Creo que no le cobraba la estancia, así que supongo que no pudo decir que no cuando le pidieron que jugara el partido", recuerda Forteza.
"En el club había un directivo que era dueño del hotel Majórica. Di Stéfano estaba de vacaciones en la isla y se hospedaba allí. Creo que no le cobraba la estancia, así que supongo que no pudo decir que no cuando le pidieron que jugara el partido", recuerda Forteza.
Los dos exfutbolistas aseguran que no era nada habitual que un jugador con contrato con un club jugara unos minutos con otra camiseta, aunque se tratara de un amistoso. "En teoría solo iba a jugar diez o veinte minutos, pero él quiso disputar el partido entero. Le gustaba el fútbol y no quería perder ni aquella tarde", rememora Bolao. En este punto discrepa con Forteza, quien asegura que Di Stéfano solo estuvo "media parte" sobre el césped del Lluís Sitjar. El Mallorca no perdió, pero se tuvo que conformar con un 1-1 ante los ingleses.
La relación entre el astro argentino y los futbolistas del Mallorca no pasó de los saludos y algunas palabras durante la contienda. Los dos exjugadores bermellones coinciden en destacar el carácter introvertido de Di Stéfano. "Era expresivo solo cuando jugaba. Exigía mucho a sus propios compañeros porque se exigía mucho a sí mismo. Siempre daba ejemplo de compromiso y era un portento físico", destaca Forteza, quien sin embargo recuerda con un punto de amargura un episodio con el argentino hace unos cuantos años y que pone de manifiesto la fama de hombre seco y áspero que siempre acompañó al genial futbolista desaparecido.
"Estaba de visita en Mallorca y los veteranos quisimos regalarle la foto del once titular de aquel partido, dedicada por todos nosotros. Habíamos organizado un acto muy sencillo e íntimo en el palco, pero no nos hizo ni caso. Miró la foto y no dijo nada", rememora Forteza.
En todo caso, nada empaña lo que hacía en el terreno de juego: "El mejor futbolista de la historia", coinciden Forteza y Bolao.
Leer más: Di Stéfano con la camiseta del Mallorca: ´¡Che pibe, pasame la pelota!´ - Diario de Mallorca http://www.diariodemallorca.es/deportes/2014/07/08/che-pibe-pasame-pelota/945377.html#WvF36CHKtsAUI1dZ
Etiquetas:
Homenaje,
Viejos tiempos
viernes, 4 de julio de 2014
jueves, 3 de julio de 2014
DARK SIDE OF THE MERSEY
El siguiente artículo, cuya traducción
al castellano me he currado para que todo el mundo pueda leerlo aquí
en el blog de mi compi Mr Quely, apareció por primera vez en
la célebre revista The Face en el año 1988 y fue
escrito por el periodista musical John McCready. El autor
expone en él una realidad completamente desconocida por la sociedad
inglesa de aquel entonces y que aún hoy no ha sido lo
suficientemente documentada (salvo en un par de libros): la
existencia en Liverpool de toda una generación de casuals que,
habiendo reaccionado contra la estética deportiva de Filas y
Tacchinis imperante a comienzos de los años 80, cuando la cultura
casual empezó a convertirse en un fenómeno global (circa
1983 para ser más exactos), terminó desarrollando toda una nueva
cultura, comúnmente llamada retro-scally, basada en fumar porros y
escuchar LP’s de bandas anacrónicas adscritas al infame género
del rock progresivo.
Un hippie es acorralado en un callejón
oscuro por un pequeño grupo de casuals de 16 años. En cualquier
otra ciudad de Gran Bretaña lo que vendría a continuación es una
penosa comprobación de su talante pacifista. Pero en Liverpool, lo
más probable es que le acosaran a preguntas sobre del Festival de la
Isla de de Wight. Genesis son populares en Liverpool. Y también lo
es Zappa. Pero los más grandes de todos son sin lugar a dudas Pink
Floyd.
“Our little Jimmy he’s only three. But he’s into Zappa, just like me”
Politics Is Boring (poema
extraído de The End magazine, Vol 14)
“There’s one smoking
a joint and another with spots. If I had my way I’d have all
of you shot.”
‘In The Flesh’ del álbum
de Pink Floyd ‘The Wall’
(EMI, 1979)
Pink Floyd están de gira mundial
promocionando el LP ‘A Momentary Lapse Of Reason’. Maine
Road, el estadio del City, es el lugar elegido para congregar a los
fieles en Manchester. Todo marcha según lo previsto. Los láseres
hacen lo que se supone que han de hacer los láseres, y los
interminables solos se prolongan a lo largo de un set maratoniano.
Una multitud compuesta por estudiantes y trabajadores sociales
aplaude la soporífera destreza de la banda. Todo marcha según lo
previsto. ¿Todo? No, porque los estudiantes y los trabajadores
sociales no pueden relajarse. Un importante contingente de jóvenes
llegados de Liverpool se arrastra entre la multitud. Los estudiantes
permanecen con las manos en los bolsillos. ¿Acaso estos fans del
rock progresivo van a ser asaltados por un puñado de casuals
provenientes del margen equivocado de la M62?
La tensión se rompe cuando se escucha
el marcado acento scouse dirigiéndose a un hippy de avanzada edad:
“Oye colega, ¿tienes papel?”
Horas antes, docenas de autocares y
coches particulares abarrotados de estos chavales de Liverpool que el
mundo entero presupone han de escuchar hip-hop porque viven en
barrios de protección oficial, habían llegado al centro de
Manchester. En los coches, ‘Dark Side of the Moon’
proporcionaba la adecuada experiencia pre-concierto. Aquellos
afortunados que consiguieron asiento en un autocar pudieron incluso
elegir entre el deleite visual de The Wall o el video de Live At
Pompeii.
En los alrededores del estadio los
reventas admiten que estos jóvenes, que calzan un variopinto elenco
de zapatillas deportivas carísimas, no encajan con el prototipo de
seguidor de Pink Floyd. Algunos ni se han molestado en comprar
tickets. Los reventas adoptan los mismos métodos que en las finales
de copa, y en ningún momento dejan de sujetar los valiosos trozos de
papel de las entradas.
“¿Qué cojones estáis haciendo vosotros
aquí?” pregunta uno de ellos.
“Estamos aquí por la música,
chaval” responde otro que no tiene precisamente pinta de hippy.
Tales eventos dejan a su paso un
reguero de contradicciones que confunden aún más si cabe a los
viejos sociólogos con todas sus claras e inequívocas teorías
acerca de los hábitos y costumbres de la generación post-casual.
La versión oficial sugiere que los
scallys van al fútbol y escuchan a Elvis Costello, a la vez que se
dedican a destrozar coches de alquiler cuando vuelven de sus
desplazamientos a Chelsea. En realidad, mientras que el gobierno y
los medios de comunicación se preguntan qué hacer con este hatajo
de vándalos y borrachos y estudia la manera de introducir una
tarjeta de identificación sin provocar un escándalo nacional, un
sector cada vez mayor de futboleros de Liverpool discute sobre las
existencias del papel de fumar extra-grande Rizla mientras se
estremece con los sonidos del álbum ‘L’ de Steve Hillage.
Si bien en otros lugares la juventud ha
sido absorbida por el acid house, la chavalería de esta ciudad ha
construido una sólida cultura retro basada en el cannabis y en la
música de Pink Floyd, Frank Zappa, Jimi Hendrix, Genesis y una
idiosincrática colección de dinosaurios del rock progresivo de la
década de los setenta. Los muros de la ciudad están llenos de
pintadas que ofrecen pistas de lo que ocurre, pero aún así muy
pocos dentro y fuera de Liverpool están realmente al tanto de este
multitudinario culto underground cuyos orígenes se remontan hasta
principios de los ochenta.
‘PURPLE HAZE’
‘NO BEBAS Y CONDUZCAS – FUMA HIERBA
Y VUELA’
‘SYD BARRET VIVE’
‘FLOYD’
‘ZAPPA’
‘ROGER WATERS’
Es completamente imposible adentrarse
en los suburbios y barrios de protección oficial de Liverpool sin
toparse con alguna de estas pintadas en una pared, en una parada de
autobús o en el cierre de una tienda.
En realidad este hecho no merecería
comentario alguno si no fuera porque es inusual que profesores,
estudiantes y hippies jubilados sean sorprendidos dañando la
propiedad privada en nombre del rock progresivo. Los slogans son cosa
de chavales de 14 ó 15 años, los hermanos pequeños de aquellos en
Maine Road que no levantaban tres palmos del suelo cuando Jimi
Hendrix empezó a introducir en el mundo de la música el deleite de
la distorsión y los solos de guitarra tocados con los dientes.
Son sólo pistas que dejan entrever la
fuerza del movimiento retro-casual. Los records de asistencia que
vienen presentando conciertos de perfil bajo como los del cantautor
Roy Harper únicamente sirven para confundir aún más si cabe a las
discográficas que ya de por sí no suelen tener ni la menor idea de
nada. Como siempre, serán las últimas en enterarse.
Entretanto, las tiendas de vinilos de
segunda mano y las ferias del disco que visitan la ciudad se llenan
de preadolescentes amantes del jazz-rock a los que se distingue
fácilmente por su apelación tribal “¿Tienes algo de Zappa,
colega?”. Los gerentes de videoclubs declaran que clásicos de la
cultura de drogas como ‘Up In Smoke’ de Cheech & Chong
son absurdamente demandados por niños que en otras ciudades estarían
esperando su turno para alquilar Robocop o ET. Un entusiasmado crío
de 17 años incluso ha conseguido cambiar oficialmente su nombre,
David, por este otro mucho menos vulgar, Floyd. Las grandes cadenas
de venta de discos constatan que el álbum en solitario de Roger
Waters ‘K.A.O.S.’ y el recopilatorio ‘Opel’ de
Syd Barret compiten directamente con los trabajos de Morrisey, Marr,
Stock, Aitken y Waterman.
Lo que está ocurriendo es al mismo
tiempo excepcional y grotesco. ¿Dónde acabará todo? Algunos creen
que bastarán cinco noches seguidas de Frank Zappa en el Empire para
entrar en razón y que la ciudad se recupere de esta retro-histeria
que la asola.
¿Te gusta Genesis/Floyd/Zappa sólo
porque está de moda?
Sí ………………………………………………………….…..
200 puntos
Sí, pero sólo cuando voy puesto
…………................................ 250 puntos
No, aún escucho a The Jam y The Beat
….............…… menos 100 puntos
‘Are You A Real
Wool?’ cuestionario de The End magazine, 1982.
Paul Weller tiene mucha culpa. Sea cual
fuere el papel que tuvieron grupos como The Jam, The Clash o The Beat
y demás extensiones pop del fenómeno punk en el resto del país,
dichas bandas tenían perfecto sentido para la juventud de Liverpool.
En tanto lucharon y se desvanecieron, lo que dejaron tras de sí era
enormemente gris. Grupos como Joy Division, Magazine y el catálogo
completo del sello Zoo (con sede en Liverpool) eran ridiculizados
como “basura para estudiantes”.
Muchos de los actuales devotos de Zappa
y Pink Floyd admiten haber sido fanáticos de The Jam antes de
descubrir esta nueva música de finales de los 60 y primeros 70 que
anteriormente despreciaban. Antes de que The Jam desaparecieran en el
éter, su célebre concierto en el Deeside Leisure Centre en el norte
de Gales fue la última gran aglomeración de pre-retro scallies,
quienes parecían conectar inequívocamente con la imagen y con la
música del grupo, elegante y afilada a partes iguales. Aquello era
un matrimonio que tenía perfecto sentido para todos. Los críticos
coincidían: ésta era la música de la clase obrera, la música de
la calle. Pero entonces vino The Style Council. Y por unanimidad,
eran “una mierda”.
La consiguiente popularidad de Bob
Marley fue un anticipo de lo que se avecinaba, si bien es difícil
concretar qué vino primero, si la música o la hierba. Sea como
fuere, la una recibió a la otra con una calurosa bienvenida. Las
colecciones de discos de los hermanos mayores (toda esta locura
parece ser cosa exclusivamente de hombres) fueron redescubiertas y,
ya que siempre se dijo que en cada calle del país había al menos
una copia del ‘Dark Side of the Moon’ de Pink Floyd, la
fascinación por su rock reflexivo volvió a la palestra.
Kevin, un militante hippy de pelo corto, resume en pocas palabras el sentimiento general: “Ojalá hubiera nacido antes. Me encantaría haber visto a Zappa en los setenta, sentado en un prado puesto hasta las trancas”.
Kevin, un militante hippy de pelo corto, resume en pocas palabras el sentimiento general: “Ojalá hubiera nacido antes. Me encantaría haber visto a Zappa en los setenta, sentado en un prado puesto hasta las trancas”.
Peter Hooton, vocalista de The Farm y
co-editor del fanzine The End, una publicación con sede en Liverpool
que ha documentado y ridiculizado este fenómeno local desde su
nacimiento, recuerda ciertos pubs del área de Netherton donde los
chavales fumaban hierba siguiendo el método de los ‘cuchillos
calientes’, calentando dos cuchillos con una pequeña botella de
gas de la marca Calor Gas e inhalando a través de una pipa de agua o
una cafetera. En un pub local llamado Gatsby’s algunos scallies
crearon incluso la llamada ‘esquina de Genesis’ (más tarde
renombrada como la ‘esquina de Zappa’, debido al meteórico
ascenso experimentado por el guitarrista barbudo). Se trataba de una
zona reservada donde podías encontrar a gente sumergida en una
nebulosa de humo de porro.
“Lo disfrutas más cuando vas
colocado”, declara un joven de 15 años cuya idea de pasarlo bien
consiste en yacer a oscuras en la cama con la cabeza colocada entre
los altavoces mientras suena ‘Comfortably Numb’
de Pink Floyd. “Las letras parecen más graciosas”.
The Farm podrían haber sido el grupo
más exitoso de Gran Bretaña si Bob Marley y Roger Waters no se
hubieran interpuesto en su camino. Vestían de arriba abajo con el
estilo ‘casual’ que la juventud de Liverpool había instaurado y
su música se componía de breves y aguzadas canciones de pop,
mordaces y comprometidas políticamente. Durante un tiempo dominaron
la escena local, pero poco después fueron eclipsados por una oscura
nube de humo y engullidos por la sombra de ‘The Wall’.
Peter Hooton recuerda aquella vez en
las gradas de Anfield en que se fijó en la camiseta de un amigo suyo
y en el extraño rostro que había en ella. “¿Quién es ése?”
le preguntó. “Zappa” fue la respuesta.
The End ha procurado documentar el modo
de vida juvenil existente en la ciudad. Mientras el cannabis
conquistaba los barrios de protección oficial de Liverpool, se
convirtió a regañadientes en la voz de una singular revolución
neo-hippy. Sus páginas de poesías estaban repletas de versos acerca
de la marihuana, ‘The Wall’ y el ubicuo Zappa. Cuanto más
se cachondeaban Hooton y el resto del equipo, más parecía
afianzarse esta cultura retro. Al mismo tiempo, el menú musical se
volvía más y más extraño; un catálogo de artistas emparentados
únicamente por su pertenencia a una época comprendida entre finales
de los 60 y principios de los 70, y por el hecho de que sus periodos
de máxima actividad de ventas hubieran pasado hace ya tiempo. Bob
Dylan y Simon & Garfunkel fueron muy populares en un principio.
Asimismo, los miembros de un grupo local llamado Groundpig se toparon
de bruces con este pintoresco fenómeno y, siendo como eran de la
vieja escuela, empezaron a tocar versiones de clásicos como
‘Solsbury Hill’ de Peter Gabriel, ‘The Sound of
Silence’ de Simon & Garfunkel o ‘Breakfast In
America’ de Supertramp.
A lo largo de 1982 The Farm solían
actuar en alguna parte de la ciudad congregando quizá a 200
personas. Pero en otra parte, Groundpig llenaban salas con capacidad
para 600 personas (y aún así se quedaba gente fuera esperando en la
cola). Un puñado de chavales del distrito de Everton fundaron su
propio grupo, Drama, inspirados por el ambiente musical que se
respiraba alrededor. En su repertorio incluían versiones de Genesis
y Gabriel. Como parte de una campaña anti-drogas financiada por el
ayuntamiento, Peter Hooton colaboró en la organización de un tour
Groundpig/Drama por los colegios de la ciudad. “Lo cierto es que no
contábamos con suficiente seguridad” dice Peter. “Los chavales
hacían locuras para poder entrar. Algunos lads más mayores
empezaron a llegar en furgonetas. Habíamos creado un monstruo y
teníamos que parar”.
David Miles tiene 17 años. Solía
montar su bicicleta BMX y de vez en cuando acudía a ver al
Liverpool. Hasta que escuchó a Pink Floyd. Ahora se llama Floyd
Miles, pues consiguió cambiarse el nombre legalmente. Aunque sus
amigos han aceptado este nuevo nombre, su madre se niega a llamarlo
Floyd y rechaza por completo la idea que se le ha metido a su hijo en
la cabeza. Los del Merseyside Passenger Transport Executive han sido
más comprensivos, aceptando el cambio de nombre para el abono
transporte. Floyd está tan orgulloso de ello como de los cientos de
casetes y cd’s que posee. Todos ellos de los viejos reyes sureños
de la psicodelia, como no podía ser de otra forma.
Floyd recuerda cómo se enganchó a la
banda hace aproximadamente siete meses y cómo desde entonces se ha
gastado unas 400 libras de sus ganancias del Programa de Formación
Juvenil en discos. Por supuesto que estuvo presente en el concierto
de Maine Road, y ahora rebosa felicidad con un nuevo LP en directo
que recoge algunos de los últimos shows llevados a cabo por el
grupo. Además habla con verdadera pasión sobre el significado que
tienen para él esos discos (“’The Wall’ significa mucho
para mí”), de su intención de seguir a la banda por Europa y de
sus planes de visitar al genio Syd Berret en su casa de Cambridge,
donde actualmente vive recluido. “Ahora está viviendo con su
enfermera” expresa en tono melancólico. “Dicen que se tomó un
frasco entero de ácido en los 60 y que ahora estará puesto de
tripis el resto de su vida”. Tampoco espera demasiado de este
encuentro con su ídolo: “Sólo quiero preguntarle cómo está,
pedirle un autógrafo… esas cosas”. Floyd saca de pronto otro
disco poco común: un bootleg valorado en 30 libras. “Lo conseguí
en una feria del disco” asiente con orgullo. Todos los días, Floyd
rebusca entre los estantes de Backtracks, una inmensa tienda de
segunda mano que no sólo vende discos antiguos, sino también todo
tipo de parches y camisetas para la nueva generación de hippies de
pelo corto. Igualmente, cuenta que muy pronto actuará en la emisora
de radio local North Coast Radio, una emisora sin licencia que
retransmite desde su propio barrio, Bidston Estate. Obviamente sólo
tocará temas de Pink Floyd. Otros proyectos que tiene en mente para
el futuro incluyen reproducir la portada de ‘The Wall’ en
el muro que hay enfrente de su casa (“Aún no le he preguntado a mi
madre…”) y tocar la canción que él mismo ha compuesto,
‘Dedicated To Syd’, con un grupo mod local. Como era de
esperar no le interesa ninguna otra música más allá de Floyd.
“Gabriel no está mal” admite, “pero la verdad es que no quiero
escuchar ninguna otra cosa. Si lo hiciera, puede que me dejaran de
gustar Pink Floyd. Una vez fui a comprarme un disco de Genesis pero
al final volví a casa con uno de Floyd…”
La llamada Noche de las Guitarras, un
tour organizado por el sello IRS de Miles Copeland, ha llegado a
Liverpool. Como la inmensa mayoría, estos tipos tampoco están al
tanto de la locura que invade la ciudad. Los carteles promocionan el
concepto ‘No Speak’ como ‘Rock Instrumental Para Los Noventa’,
aunque la mayor parte de los artistas participantes son vestigios de
los sesenta y setenta. Steve Howe de Yes, Robbie Krieger de The Doors
y dos carrozas de Wishbone Ash reaparecen como viejas glorias en el
escenario del Royal Court Theatre. En una esquina, de espaldas a la
pared, un grupillo de seis scallies –a los que se distingue
fácilmente por sus zapatillas deportivas- están liando porros. Los
viejos carrozas ejecutan sus solos de guitarra mientras los scallies
asienten con la cabeza en señal de aprobación. Un roadie –al que
se distingue por su chupa de cuero, sus mugrientos pantalones y por
su identificación- pasa ante ellos y durante unos pocos segundos se
queda mirando la escena boquiabierto. Acaba de ser testigo del
espíritu de una cultura única en su especie y de una ciudad
extraordinaria.
Una ciudad donde los sueños prematuros
de Genesis de una vieja Inglaterra se filtran a través de las
ventanas de los dormitorios de chavales que viven en Kirkby y
Croxteth; una ciudad donde Waters “suena guay” y Led Zeppelin
“son la hostia”; una ciudad donde los “verdaderos hippies”
son tratados con fascinación y respeto; una ciudad donde la música
del futuro está en ‘modo espera’ permanente.
Esto es Liverpool en 1988, un planeta
que gira alrededor de sí mismo; un asentamiento neo-hippy localizado
en el lado oscuro de la luna.
John McCready,
The Face, 1988
(Traducción de
Álex Wannabes Fanzine)
Etiquetas:
Artículos,
Colaboraciones,
Música y gradas,
Viejos tiempos
martes, 1 de julio de 2014
OLD IS COOL (ANEXO)
En relación a la anterior entrada de este blog nos llegó un comentario que no pudo ser publicado en su día seguramente por motivos técnicos relacionados con el servidor. Por ello aprovecho para pediros disculpas si veis que alguno de vuestros comentarios no ha sido publicado, aunque haya sido por motivos que escapan a nuestro control. Desde que comenzó este blog se pueden contar con los dedos de la mano los comentarios censurados, generalmente por aludir a personas con nombres y apellidos, así que si veis que alguna de vuestras aportaciones no han salido a la luz, lo más probable es que sea debido a esos problemillas con los que de vez en cuando nos obsequia blogger.
Una vez dicho esto, aprovecho para incluir algunas imágenes de gabbers y ravers que nos ha enviado este amable lector y colaborador en las que podemos apreciar su particular estética chandalera.
Y de paso, el tema que dio origen a la peculiar escena musical de Rotterdam.
Etiquetas:
Colaboraciones,
Música y gradas,
Viejos tiempos
jueves, 19 de junio de 2014
OLD IS COOL
Afortunadamente en España los debates cibernéticos sobre el casualismo han llegado a otro nivel, aunque sea en petit comité. Ya era hora, la verdad, cuando hace más de veinte años que surgió la primera pancarta con tan enigmática palabra en el Nou Camp (¿o Camp Nou?, nunca lo tuve claro). Así que voy a aportar otro tema más de debate. Y es que "casual" es una palabra sujeta a variadas interpretaciones. Para Antonio Salas-Manuel Carballal sería un skin nazi que lleva pelo largo y "ropa normal" para pasar desapercibido; para un periodista catalán sería un perteneciente a una facción criminal y fascista de los Boixos Nois; para un periodista británico sería un hooligan escocés; para un hooligan escocés sería un matón del Aberdeen...
Supongo que ésa es una de las razones por la que algunos se refieren a la escena casual como la cultura sin nombre. Pero creo que más o menos todos tenemos claro a estas alturas que un casual es, simplificando, un hooligan que no lleva distintivos de su equipo y que rinde culto a ropa informal de determinadas marcas (entendiendo por "hooligan" un tipo que se pega por fútbol, porque la palabreja también daría para otra entrada...). Así pues, ¿quiénes fueron los primeros en adoptar el casualismo fuera de las Islas? En mi modesta opinión fueron belgas, holandeses y alemanes.
Aunque alguno sostenga que Italia fue uno de los primeros países en adoptar esta corriente estética, lo cierto es que sólo echando un vistazo a fotos de la época se demuestra claramente que no es así. No lo es ni en el modelo de grada ni en el estilo de vestir. Argumentar que el casualismo estaba presente en Italia por el anecdótico hecho de que en una foto de ultras milanistas uno de ellos llevara una chaqueta Stone Island es tan endeble como defender que eran también madridistas sólo porque en la misma foto otro ultra exhiba una bufanda del Real Madrid.
Y ya utilizando el nombre "casuals" aparecieron a finales de los 80 los primeros grupos en Bélgica y Francia que se desmarcaban de la estética skin y ultra tradicional. Luego lo harían en Barcelona. Tal vez estéticamente no cuadraban con lo que era la subcultura, pero ya utilizaban el nombre, algo que en Italia aún tardaría unos añitos en verse.
Aunque las diferencias estéticas entre los primeros casuals del continente y sus homólogos británicos no eran muy grandes (Phil Thornton comentaba en una entrevista cómo se mofaban de holandeses y alemanes por copiarles), a saber, ciertas influencias del hip hop, uso de calzado deportivo, chaquetas de chándal, peinados similares, incluso marcas como Best Company, Chevignon o Kappa, en Alemania harían suya una estética que con el tiempo sería menos clásica que la de los británicos, más estridente y juvenil.
Mientras en Holanda se optaba por las chaquetas de piel, las gorras de camionero, las gafas de sol... o las cadenotas de oro (no sé muy bien por qué, supongo que imitando a los raperos, pero echadle un vistazo a algún vídeo o fotos de la época), en tierras teutonas el fenómeno adquiría unas dimensiones propias adoptando marcas más acordes con sus particulares gustos y que los diferenciarían de los clásicos fans con sus chalecos parcheados y su estética metalera, así como de los skinheads. A las archiconocidas beisboleras Chevignon hay que añadir la predilección por sudaderas con grandes logos, las cazadoras college, los pantalones de peto, jeans más bien anchos o acampanados, los pañuelos al cuello, las zapatillas Reebok y New Balance, y un largo surtido de marcas de entre las que destacarían Diesel, Calvin Klein, Carlo Colucci, Replay, Blue System (la marca de culto por excelencia), Big Star, Cordon, Jet Lag, Carharrt, Iceberg,... y más recientemente Enèrgie, Schott, G-Star, Dickies, así como marcas más comunes como Armani o Ralph Lauren.
Surgía así un casualismo alemán, aunque sus seguidores no adoptaran tal nombre. Con el tiempo, especialmente tras la reunificación y la consiguiente influencia de los alemanes del Este, más "fascistizados" y más "retro", así como tras la difusión del modelo ultra en las gradas alemanas, la estética deportiva (más cómoda para el enfrentamiento en los bosques) mezclada con ciertos elementos de la skin fue imponiéndose entre los hooligans y era más habitual ver marcas como Umbro, Lonsdale, Pit Bull, Thor Steinar, Everlast, Pretorian, y otras nacidas descaradamente dentro de la escena como Hooligan Streetwear o Troublemaker. La musculización y "profesionalización" del hooliganismo también influyó en la ropa. Hoy en día, en general, los hools alemanes visten prácticamente lo mismo que casi todos sus equivalentes del resto del continente. Es decir, estilo clone island.
Etiquetas:
Mr Quely os habla,
Vídeos,
Viejos tiempos
viernes, 13 de junio de 2014
viernes, 6 de junio de 2014
miércoles, 4 de junio de 2014
FANZINERÍA DE VIEJO: HOOLIGANS
Así recogía el diario Marca, en el ya lejano 1990, la aparición de Hooligans, una polémica revista nacida en Italia y centrada, pese a su nombre, casi exclusivmente en la escena ultra del país transalpino. Se publicaron pocos números (hasta donde he podido averiguar sólo durante dos temporadas), seguramente por una combinación entre su provocadora orientación, una cierta politización, y porque era imposible competir con Supertifo, que al fin y al cabo era bastante más "profesional" y tocaba los mismos temas.
Con una maquetación muy peculiar, colorida y juvenil, que me recuerda a la de Il Panino, la publicación mítica de los paninari, en Hooligans podíamos encontrar secciones más o menos fijas, algunas curiosas como los comics o "Fauna metropolitana", en la que se diseccionaba con sarcasmo a personajes típicos de la geografía urbana de la época, y otras más convencionales como "Speciale tifo", "Cori da stadio", "Ultra' mercato" o "L'alba degli skins", en la que se profundizaba en la historia de la subcultura skinhead, lo que demuestra cómo estaba ésta implantada en aquella época en las gradas italianas. Pese a que algunos piensen que era un fenómeno casi exclusivo de España, las bomber naranjas predominaban en casi todas las gradas europeas.
Etiquetas:
Viejos tiempos
viernes, 30 de mayo de 2014
sábado, 17 de mayo de 2014
KÖLN IS COMING HOME
No todo iban a ser penas esta
temporada. La pasada semana santa recibimos la visita de nuestros
hermanos de Colonia que en algo más de una treintena decidieron
pasar unos días en la isla y celebrar por anticipado el regreso de
su equipo a la máxima categoría del fútbol alemán. La cosa
prometía cuando la primera noticia que recibimos de los
expedicionarios era que iban a ser retenidos por la policía nada más
aterrizar su avión en Son Sant Joan por alguna travesura sin
importancia durante el trayecto. Afortunadamente no hubo mayores
incidentes durante su estancia en la que, por supuesto, disfrutaron
del Ballermann 6 y de la playa. El sábado, víspera del
Mallorca-Depor, organizaron una barbacoa y barrilada en el hotel en
el que se hospedaban a la que acudimos algunos mallorquinistas.
Posteriormente nos encaminamos al 47/11, un rincón de Colonia en la
Playa de Palma, y de allí partimos en corteo hasta el Bierkönig.
Algunos nos recogimos pronto porque ya estamos algo mayores y al día
siguiente tocaba hacer el papelón en Son Moix una vez más y
“disfrutar” del bochornoso espectáculo que nos ofrecen cada dos
domingos unos jugadores indolentes y unos policías con problemas
auditivos. Los alemanes, sin embargo, acabaron a altas horas y a buen
seguro alguno empalmó, pues el autocar que los llevaba al estadio
salía a las 9 de la mañana del hotel. Del partido, nada que
comentar, una vergüenza con todas sus letras y diéresis.
El lunes acudimos al santuario de Big
Ron, el mentado 47/11, para presenciar el ascenso, este año sí, del
Colonia ante el Bochum. Por desgracia, nuestras intenciones de
celebrarlo en tierras teutonas en un interesantísimo choque contra
el St Pauli se frustraron por diversos motivos. Y fue una pena,
porque ni el mismísimo Cass Pennant quiso perdérselo.
En resumen, damos desde aquí la
enhorabuena a todos los hinchas del Colonia y esperamos poder volver
a verlos pronto y degustar juntos esa maravilla llamada kölsch.
Etiquetas:
Ballermann 6,
Mr Quely os habla
viernes, 9 de mayo de 2014
FIN DE TRAYECTO
Pues parece que ahora sí es definitivo y Er Gurú ha decidido finiquitar el blog Nuestra Forma de Vida. Aunque últimamente no dispongo de tiempo suficiente para actualizar las Pintas, sí quiero dedicar unas líneas al desaparecido blog y sus antecesores porque han sido un referente en la cultura de las gradas en general y, por supuesto, en lo que respecta al casualismo en particular. Todo ello pese a que se tratara de una página personal en la que se abordaban temas desde una óptica particular y de una forma con la que se podría estar o no de acuerdo. Sinceramente, creo que ni el mismo Gurú es consciente de la importancia que ha tenido su blog para los interesados en este mundillo, y no sólo en España, sino en toda la comunidad hispanoparlante. Todo ello pese a que en ocasiones tuviera la sensación de que era como predicar en el desierto. Supongo que en cierto modo ya estaba todo dicho, pero de todos modos echaré de menos teclear en Google el nombre del blog para consultar las novedades de una de las escasas páginas que consultaba casi a diario.
A través de sus diferentes etapas hemos podido comprobar la evolución del autor y, a su vez, de la escena casual de este país. Recuerdo cuando se empezaba a hablar en internet de esta cultura de una manera más o menos seria, en foros como el de Super Hincha o incluso el de RAC Music Spain, con discusiones entre las dos posturas irreconciliables sobre la misma: la del "pasar desapercibidos" y la que defendía que era una subcultura más.
A día de hoy el debate sigue estando ahí (y con pinta de que se eternizará por los siglos de los siglos), pero gracias a la labor de Er Gurú (y de otros que siguieron su estela, por supuesto) creo que ha quedado claro en este país que el casualismo es una subcultura nacida en el fútbol que rinde un especial culto a la ropa. Y al que no le haya quedado claro esto, o es un analfabeto funcional o no se ha querido enterar.
Espero, eso sí, que Er Gurú siga manteniéndolo en la red porque ha habido artículos realmente interesantes sobre hooliganismo que ya estarán ahí para quien quiera consultarlos, y eso es de agredecer. Como agradezco desde aquí que diera a conocer a mucha más gente estas Pintas y que nos enlazara. Y aprovecho también para decirle que está invitado a Punta Ballena para lo que quiera.
¡VIVA NUESTRA FORMA DE VIDA!
Etiquetas:
Homenaje,
Mr Quely os habla,
Novedades
viernes, 25 de abril de 2014
BUNT STADIONÓW
"Bunt stadionów" es un reportaje polaco de 2013 que aborda el tema de la política y la represión en las gradas de aquel país. Por desgracia no está subtitulado, así que difícilmente pillaremos algo aquellos que no hablamos polaco. Y es una pena, ya que cuenta con variados testimonios, entre ellos el de Staruch, líder de la grada de Legia que hace un tiempo salió de prisión. Su delito: ser ultra.
Etiquetas:
Colaboraciones,
Eurocopa 2012,
Mr Quely os recomienda,
Vídeos
viernes, 28 de marzo de 2014
DE FUERA VENDRÁN Y DE TU FONDO TE ECHARÁN
Mallorca no tiene prácticamente ninguna tradición hooliganera. Matizo: la tiene, pero más en lo que respecta a sus turistas y visitantes que a los locales. Y eso ha propiciado que en varias ocasiones los encargados de la seguridad en el estadio mallorquinista hayan optado por una solución impensable en cualquier otro escenario deportivo como es la reubicación de los hinchas radicales locales para alojar en su grada a las aficiones visitantes.
La primera vez que se tomó esta medida fue en 1999 con motivo de la visita en Recopa de Europa del Chelsea. Por entonces el grupo Ultras Mallorca estaba en pleno proceso de disolución (desapareció esa misma temporada) debido a la presencia más "mediática" de una peña argentina que tomó el relevo de la animación en el fondo sur del Luis Sitjar durante su última temporada en primera división (posteriormente seguiría albergando partidos de los filiales).
Tal medida provocó alguna tímida reacción pero prácticamente no tuvo ninguna oposición por parte de la afición bermellona.
![]() |
Argentinos lingüísticamente normalizados y periodistas disléxicos |
En 2004 sería otra afición inglesa, la del Newcastle, la que propiciaría el exilio de los ultras locales, en esta ocasión agrupados bajo otro nombre, Supporters Mallorca, en otro fondo, el norte, y en otro estadio, Son Moix.
Las hordas inglesas no se contentaron sólo con mancillar la grada sino que alguno incluso se pavoneó con su sombrero mexicano subido al marcador.
Esta misma hinchada volvió a "tomar" ese fondo en 2008 en un intrascendente torneo veraniego, la Mallorca Summer Cup, que disputaron, además de los locales, Hannover 96, NUFC y Hertha Berlin, aunque esta vez no hubo exilio mallorquinista, ya que sus ultras ni acudieron al torneo. En realidad, prácticamente no acudió ningún aficionado bermellón y las gradas sólo estuvieron ocupadas por un puñado de turistas seguidores de los equipos en liza.
Y un año después fue la afición carbayona la que tomó el fondo norte en un partido de ascenso disputado entre el Mallorca B y el Oviedo, aunque hay que matizar que en este tipo de partidos sólo se solía habilitar el acceso a la tribuna y si se abrió el fondo fue sólo para alojar a la nutrida representación de la afición ovetense.


Etiquetas:
Viejos tiempos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)