Con la llegada de las llamadas "gradas de animación" estamos asistiendo a un extraño híbrido que no sé bien cómo clasificar. Se trata de hinchas que no se comportan como los tradicionales peñistas pero que tampoco llegan a ser ultras. No utilizan nombres belicosos ni un vestuario ultra tradicional, de hecho se suelen agrupar en peñas oficiales, pero sí hacen uso de violencia verbal con tintes pseudopolíticos en muchos casos, (especialmente en foros de internet o en ausencia de hinchas rivales o, de haberlos, custodiados convenientemente por los cuerpos de seguridad) así como de ciertos elementos estéticos del mundo ultra.
De modo que podemos ver pancartas de peñas con cruces de San Jorge (muchas veces manteniendo los colores rojo y blanco pese a no ser los del club en cuestión), laureles, grafías clásicas sobre fondo negro utilizadas en el mundo ultra (que curiosamente pasaron a éste de los ambientes underground del neofascismo francés de los 60 y 70), etc. Por supuesto que nadie tiene la exclusiva de los mismos, y no veo mal que las apolilladas peñas vayan renovándose un poco adoptando un carácter más... ¿radical? No me parece mal y ya me he pronunciado en ese sentido. Pero sí me llama la atención la actitud de ciertos hinchas que van de provocadores y chungos para unas cosas y que se quitan de en medio a las primeras de cambio si hay lío autocalificándose como "hinchas normales" y renegando de ser ultras.
Me llama la atención que el presidente de una peña haga un comunicado para aclarar que unos hinchas rivales le han robado una pancarta furtivamente, de un tirón y sin mediar violencia. Para empezar, si de verdad son peñistas seguramente les habría molestado que se la quitaran, naturalmente, pero no les importaría lo que se hablara en un foro de ultras ni irían redactando comunicados recalcando la forma supuestamente deshonrosa en que se lo hicieron, aunque creo que lo deshonroso hubiera sido hacerlo con violencia, pues agredir a peñistas está muy mal visto entre hooligans. Seguramente de ser ése el caso hubieran escrito otro comunicado denunciando la violencia usada contra unos simples peñistas. Eso sí, con mucho gracejo andaluz y sentido del humor.
También me llama la atención que, también con mucho sentido del humor aunque más mesetario (en esta España de pandereta todo el mundo es la monda, así nos va) unos puretas lleven pelucones y exhiban una pancarta que parece sacada de un fondo ultra de los años 90. Ojo, que lo de las pelucas no significa nada, recuerdo haber leído sobre una banda de hooligans que las llevaban (no recuerdo de qué equipo, seguro que algún lector lo sabe) pero no creo que sea el caso. Y en todo caso, me parece ridículo que un cincuentón vaya por ahí haciéndose el gracioso con un pelucón. Seamos serios, eso podía tener gracia en la posguerra, pero ahora es ridículo. Pero a lo que iba, ¿tan difícil resulta innovar, crear algo nuevo? ¿Necesitan plagiar los mismos elementos estéticos (y no me refiero a las pelucas) que se han usado durante años en los fondos ultras?
50% peñistas, 50% ultras, 0% originales.