Una pasada. La verdad es que el concierto del 19 de julio en Mallorca Rocks fue mucho mejor en todos los aspectos que el de The Kooks. Para empezar, la entrada era por la parte trasera, sin colas ni aglomeraciones y todo estaba mucho mejor organizado. También es cierto que había menos gente, pero en todo caso no se repitió el caos de la jornada inaugural. Por cierto, entrando por donde lo hicimos se puede apreciar lo enorme del complejo hotelero. Pese a llegar con algo de retraso pudimos disfrutar con los teloneros Sound of Guns (bastante entregados, me dieron buena impresión) aparte de los djs que amenizaban la espera.
Mucha niña mona con su faldita corta, lo que nos hacía temer que "la banda de la gente" se decantara por las ñoñas baladitas de su último trabajo. Pero no. Sabían lo que el público quería y el recital fue más St Jude que Falcon. Pese a haber actuado el día anterior en Benicasim, los Courteeners no parecían acusar el cansancio e incluso se permitieron enardecer a las masas con menciones a Mallorca y alguna alusión despectiva, aunque supongo que también cariñosa, a los que veían cómodamente el espectáculo en los palcos y balcones sin dignarse a mezclar sus sudores con los que estábamos al pie del cañón. Pero lo mejor de la noche fueron los pogos de los descamisados regados, por supuesto, con la cerveza que iba cayendo de los vasos lanzados al aire. Al principio, los gorilas de seguridad intentaron evitar el frenético baile pero fue imposible frenar los saltos y empujones. ¡El punk no ha muerto!
Al final, la sensación de haber disfrutado de un concierto divertido y un espectáculo típicamente brit, que es de lo que se trataba. Tras tomar una última pinta en la fiesta privada posterior y escuchar algo más de buena música, volvimos a casa esquivando luces azules y uniformes verdes con un buen sabor de boca. Un gran día para ser lunes.
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