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lunes, 28 de junio de 2010

MUNDIAL 2010: BALLERMANN 6 vs PUNTA BALLENA

Dos detenidos en una noche de incidentes con ‘hooligans’ en Punta Ballena
J. Jiménez | Calvià | 27/06/2010
Las noches en Punta Ballena siempre son calientes. Al menos en verano. En la madrugada de ayer la Policía Local de Calvià y la Guardia Civil tuvieron que intervenir porque un grupo de 800 ‘hooligans' británicos se había desmadrado y estaban causando algunos daños en el mobiliario urbano.
La noche anterior la tensión ya se notaba en el ambiente, pero no se llegó a mayores. En la madrugada de ayer, sin embargo, un grupo de ingleses de Manchester comenzó a instigar a sus compatriotas para el desorden general, a pesar de que algunas patrullas policiales vigilaban las zona. En pocos minutos, unos 800 turistas, la gran mayoría de ellos completamente bebidos, comenzó a corear cánticos y protagonizar algunos altercados violentos.
Pocos minutos
La degeneración organizada duró pocos minutos, pero la Policía Local solicitó refuerzos y también acudieron patrullas de la Guardia Civil, que apoyaron el dispositivo de seguridad de sus compañeros.
Dos de los turistas que habían estado lanzando arengas fueron detenidos y trasladados al cuartel, mientras se restablecía la normalidad en Punta Ballena y la calle Pineda.
Después, a las cuatro y cuarto de la madrugada, se estableció un dispositivo de seguridad más intenso en aquellas calles, por si la euforia provocada por el alcohol volvía a ocasionar algún estallido puntual de agresividad.
Los dos detenidos, cuyas identidades no han trascendido, serán puestos a disposición judicial en las próximas horas.
De la Platja de Palma a Bloemfontain
Miles de germanos disfrutan en los abarrotados bares de la zona turística de la goleada de Alemania
SEBASTIÀ ADROVER. PALMA. ´Deutschland, Deutschland, Deutschland, Deutschland´. Acababa de marcar Mueller su segundo tanto de la tarde y cuarto de Alemania y la Platja de Palma cantaba sin medida el nombre de la selección teutona. No era para menos. Inglaterra ya era historia. Allá donde hubiera una pantalla de televisión había decenas de aficionados alemanes pendientes del partido de su selección. Los bares estaban llenos a lo largo de esta zona turística, es cierto, pero lo de la calle Bartolomé Salvà era una exageración. Esas decenas que se aglutinaban en muchos locales se convirtieron en miles en la también llamada Calle del Jamón, para los mallorquines, o la Schinkenstraße, para los germanos. Incluso la Policia Local se vio obligada a cortarla para prevenir cualquier problema que se pudiera producir. Pero no fue necesario. Los turistas disfrutaron de su equipo, de las cervezas y de las salchichas. La playa y el sol quedaban para más tarde.
Con el triunfo en el bolsillo, los gritos a favor de los suyos no tenían nada que envidiar a los de las gradas del Free State de Bloemfontain. A medida que los goles iban cayendo, los decibelios aumentaban en una relación directamente proporcional. Sólo un sordo tendría imposible, en varios centenares de metros a la redonda, no oír los cánticos de los alemanes. Fue una fiesta, pero no siempre. Antes del inicio del choque los rostros de tensión reflejaban el respeto que le tenían a los ingleses. Únicamente cuando sonó el preceptivo himno nacional se rompió el silencio. Muchos se pusieron la mano en el corazón. Como si tuvieran que saltar sobre el césped. Era muy difícil no ver a un germano sin una prenda que no hiciera alusión al combinado que dirige Löw. Muchas camisetas oficiales, con Schweinsteiger, Podolski y compañía en la espalda, se dejaban ver en los diferentes ´Biergarden´ de la zona. A buen seguro que cuando hicieron el equipaje para venir a Mallorca fue una de sus prendas imprescindibles. Y la lucieron bien. Las caras pintadas con los colores negro, rojo y amarillo brillaron especialmente cuando Klose adelantó a Alemania. "Cuando marcan siempre piden más cervezas", dice Jose, uno de los camareros del establecimiento. Así todos ganan.
El gol de Lampard, que no fue válido, asustó a los teutones. Pensaban que les habían empatado a dos, pero cuando el árbitro no señaló nada el suspiro de alivio fue mayúsculo. Hubiera sido un funeral. Con los dos goles de Mueller, en la segunda mitad, todo volvió a su sitio. El pitido final fue la antesala de la otra fiesta. Bailar, beber, nadar o lo que quisieran. Todo para celebrar un triunfo lejos de casa, pero como en casa. Y se siguió oyendo el ´Deutschland, Deutschland, Deutschland, Deutschland´.


Derrota ´light´ en Punta Ballena
El gran despliegue de los cuerpos de seguridad evitó que se produjeran disturbios tras la debacle inglesa
ALBERTO LLITERAS. MAGALUF. Las ganas de ver buen fútbol y de darlo todo por un equipo, o más bien por una patria, empezaban ya desde las once de la mañana. "Hace ya unas horas que estamos preparados para la victoria", afirmaba un aficionado inglés una hora antes de que empezase el partido, un encuentro donde los seguidores de la bandera de San Jorge se retrataban por un orgullo de pertenencia, impenetrable e indiscutible, pero como si se tratase de la boda de su propio hijo. Pero, las casas de apuestas no opinaban lo mismo. Pese a que Alemania supera a Inglaterra en dos Copas del Mundo, la victoria de la primera sobre la segunda en las apuestas no se reflejaba de forma clara, más bien al revés, ya que optar por una victoria británica salía solo cinco céntimos más barato. Cosas del fútbol, hoy estás arriba y mañana, abajo.
Ayer, Punta Ballena era el centro neurálgico de muchos de los ingleses que pasan estos días por nuestra isla. El ´búnker´ inglés creado en la zona de Magalluf hace que cualquier español se pueda sentir como un extraño, como uno que es deportado y al que se le concede una carta de extradición. "Si hubieran ido ganando habría quitado el género", remarcaba una vendedora con quince años de antigüedad en la zona. Sí, territorio hostil. Música a altísima potencia, camisetas con la cruz de San Jorge por doquier y tubos de cerveza que recordaban a un neurótico en su momento de auge, configuraban la tónica general de ayer en unos bares, pubs - si es al gusto inglés - donde sus habitantes parece que llevan en la sangre, bajo ADN incrustado, que son de una "gran patria". Los ingleses, pese a hacer buena amistad con la cerveza, tuvieron que sufrir en sus propias carnes lo que es que te anulen un gol legal, que al menos sobrepasó medio metro la línea de meta. En este momento, de injusticia según criterios futbolísticos, la intensidad vocal crecía por momentos y las miradas fijas asustaban incluso a un santo. Los seguidores de la selección de Capello marcaron los pasos de la soleada tarde de ayer con la canción ´Football is coming home´ y con las alabanzas a su jugador predilecto Wayne Rooney.
La mayoría del público asistente a la derrota inglesa estaba constantemente levantada, tenía la piel de gallina, y parecía ser un ejército en toda regla. Seguramente, las pulsaciones de más de uno se excedieron en más de una ocasión, pero sin levantar demasiado alvorotopero que no llegó a más. De ello, se encargó en buena medida la Policía Local, Nacional y privada de cada estableciemiento. Al final el alcohol no ´ayudó´ a que se presenciara un triste espectáculo por parte de los amantes de la pinta.
Inglaterra ahoga las penas en Mallorca
Muchos de los hinchas piensan que Capello 'es un pajillero'
La afición inglesa ahoga las penas desde primera hora de la tarde
Mujeres semi desnudas bailaban en la calle al ritmo de música pop
Héctor Rubio | Palmanova
La juventud alemana se ha impuesto a la experiencia inglesa y aunque Bloemfontein queda lejos, en Palmanova -zona turística inglesa por excelencia- se ha vivido la épica del fútbol como en el mismo estadio. La contienda bélica ha terminado para los anglosajones, ahora sólo queda repatriar a lo caídos o, mejor, brindar por ellos.
Las calles de Palmanova vibraban desde primeras horas de la tarde. El ambiente estaba más que caldeado. Las banderas ondeaban en los locales y hoteles y los hinchas vitoreaban sus himnos, y tras la derrota, los ánimos eran parecidos pero con un trasfondo completamente distinto: "Capello es un pajillero", así de rotundo se mostraban los aficionados. Pero a pesar de la humillación, la fiesta no se iba a terminar.
Las terrazas de los bares estaban llenas. Los litros de cerveza y de San Francisco -de color rojo inglés- corrían rápido. Mujeres en bikini y hombres en bañador -incluso disfrazados de plátano- bebían para olvidar.
La música de discoteca sonaba por las calles y los cascos de botella se acumulaban en bancos y plazas. Todo antes de las 19.00 horas. Mujeres semi desnudas bailaban al son de los últimos éxitos pop, pero para muchos de los comerciantes, los hinchas se "están portando bien". "Se oyen bocinazos, pero nada fuera de lo normal", decía un comerciante de The Bikini Shop.
Para un panadero de la Panadería Fiona's "ha sido una suerte que el partido haya sido por la tarde, por la noche hubiera sido mucho peor".
Los tres leones de Fabio Capello han caído abatidos por el tiki taka acelerado de los alemanes pero muchos piensan que "ha sido un partido injusto" o le dedican el mismo apelativo a Jorge Larrionda, el árbitro, que al técnico de los ingleses.
El rugido de los ingleses se ha visto ensordecido por el estruendo de las vuvuzelas que no ha podido con la pasión germana, y es que esta vez Dios no ha salvado a la Reina. En Palmanova, pensaran en ella toda la noche.

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