BLOG DEDICADO A JAIME MARTORELL MIR




viernes, 22 de octubre de 2010

EL VALOR DE LA AMISTAD

Hace unos días vino un recuerdo a mi cabeza. Era pequeño, apenas una quelita sin hornear, y salía del colegio. Un amigo de clase se enzarzó con otro chaval y acabó recibiendo. Cosas de niños. Mi amigo se puso a llorar. Yo me quedé mirándole como un idiota hasta que mi tía, una galleta sabia y de rectas costumbres, me dijo con mirada severa: "¿qué haces ahí parado? ¡Es tu amigo!". En ese momento no sé quién de los dos se sentía más humillado, si mi amigo por el sopapo recibido, o yo por la reprimenda. Así que fui hacia él, le cogí la mochila y con mi mano sobre su hombro le preguntaría si estaba bien, o le diría alguna de esas palabras que salen en esos momentos en los que no sabes muy bien qué decir. Supongo que la amistad es una de esas cosas que se aprende a moldear con una buena educación como la que me dio mi tía.
Pasando a otro tema, días antes de que esa escena se reprodujera de nuevo en mi memoria, otro amigo, curiosamente de mismo nombre que el de mi compañero de clase, me contaba a modo de anécdota cómo se había cruzado con un mequetrefe al que insultó al pasar a su lado. El mequetrefe agachó la cabeza, como suelen hacer los mequetrefes. Pero mi amigo en cuestión me expresó su malestar por haberse sentido demasiado tenso en ese momento y no haber sido más... enérgico en su reacción, cuando claramente podría haberlo sido. Se supone que somos chungos y debemos poner en vereda a todos los mequetrefes con los que nos encontramos. Pero nos hacemos viejos, o pensamos en las consecuencias, o qué se yo. Aunque no creo que sea algo excepcional, ni que tenga tanto que ver con la inconsciencia de cuando eres joven. Tanto unos como otros pasamos bastante, uno no puede salir de casa y estar pegándose cada dos por tres. Bueno, sé de alguno que sí lo hace, ¡olé sus huevos!, pero no viene al caso. La cuestión es que a mí también me ha pasado eso de encontrarte con el mequetrefe de turno y ponerme tenso sin motivo aparente. Y pasar de largo y a otra cosa, mariposa. Medallitas, las justas.
Sin embargo, en situaciones bastante más comprometidas, con mis amigos al lado, he actuado sin pensar en las consecuencias, recibiendo muchas veces por hacer lo que creía necesario. Siempre he intentado dar la cara por un amigo. Y perdonad, o corregidme, por favor, si creéis que alguna vez no ha sido así. Tal vez se deba a la sensación de seguridad de tenerlos al lado, tal vez a que me vea obligado a actuar así. O tal vez al alcohol que suelo ingerir cuando estoy con esos amigos. Sospecho que un poco de las tres cosas.
Pero hay una frase que se usa en nuestros ambientes, y que creo que resume lo que quiero decir: no es el odio al que tienes en frente, sino el amor a los que están a tu lado. A esos amigos de los que también decía aquella galleta sabia, que era bueno tenerlos hasta en el Infierno.
 

2 comentarios:

  1. "A true lad fights not because he hates what is in front of him, but because he loves what is behind him"

    A.S

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  2. YO TENIA UN CAMARADA...el consejo que me dio mi tia,si tienes un enemigo al borde del precipicio empujalo.saludoss

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