No tengo nada en contra del tenis. El hecho de que me importe una gaita la ATP o el Masters nosecuantos no significa que no le agradezca el poder disfrutar de los Lacoste, los Fred Perry y las piernas de las rusas. Pero el tema aquí es otro. El niño malo del periodismo deportivo balear es un apasionado de este deporte. De hecho, retransmite partidos por la radio, que es la cosa más inútil que se haya inventado, un deporte tan dinámico forzosamente está hecho para verlo y no para que te lo cuenten. Aunque lo de retransmitir es un decir, porque si lo hace igual que los partidos de fútbol es posible que al final no sepas si Nadal ha ganado, ha perdido o han suspendido su partido. Eso sí, sabrás con pelos y señales si la comida le ha sentado mal (al "periodista" sin título, no a Nadal). Pero en fin, si a la cadena que le paga no le importa costearle el caprichito a su niño mimado, me parece estupendo. En todo caso será problema de ese grupo de comunicación y su particular política presupuestaria.
Lo que me llama la atención es que ese mismo personaje arremeta contra otros deportes como el atletismo, y con particular saña contra el ciclismo. A mí estas disciplinas me importan lo mismo que el tenis con el añadido de que no van a contribuir a mi vestuario. Pero me parece de un cinismo supino que el centinela de las sobremesas califique de "drogados" a los practicantes de esos deportes porque, según él, no pueden competir día tras día sin una "ayudita". ¿No será que en el fútbol la mierda sencillamente se oculta debajo de la alfombra? ¿Acaso es normal el desgaste físico de un tenista que en los grandes torneos juega prácticamente cada día en partidos que pueden durar cuatro horas? A lo mejor lo que ocurre precisamente es que ciclismo y atletismo son deportes muchos más limpios que esos que a él tanto le gustan y es por ello por lo que los tramposos salen a la luz.
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