VOLVERÁS

Siempre se van los mejores. En una semana nos deja Santafé y ahora es el turno de Mr Potato. Sí, galletitas, nos deja vuestra patata más querida u odiada, según el caso. Se va a hacer las Américas. Ahora estará más cerca de la verdadera Punta Ballena. Curiosa cómo es la vida, mientras esta isla se llena de guacamayos que no se van ni con agua caliente, una patata autóctona (que empezó siendo aceituna) cruza el charco como tantas de sus congéneres pobleras hacen para deleitar los paladares de desgustadores de fish & chips. Cosas de esta globalización que nos va devorando poco a poco y que ha dejado de considerarnos personas para ser simplemente estadísticas.

Un número más entre tantos españoles por el mundo será ahora Mr Potato. Pero para mí es el camarada más antiguo de los que me quedan junto a Mr Ananas. Recuerdo el día en que lo conocí, hace ya 18 (sí, 18, simple casualidad) años. Ese día, junto al resto de camaradas, nos empeñamos en expulsar a unos usurpadores del fondo sur del Sitjar conocidos como Komuna Sud. Cosas de esta isla, en la que a falta de enemigos deportivos debíamos buscarlos en nuestra propia grada. ¿Quién fue el primero, Mr Potato? Yo ya lucía mi sudadera Umbro y mis Adidas Questra y tú aún llevabas bomber y botas ;-). 

Y así seguimos. Hasta ahora. Separados durante temporadas para volver a reencontrarnos después, siempre gracias al fútbol. Últimamente nos empeñamos en conspirar, en ser la voz crítica de la grada, y en fin, en seguirnos entreteniendo a nuestra manera. Cuando debíamos pensar más en otras cosas, nosotros continuábamos con niñerías como hacer fanzines con los que perdíamos dinero o gastar tiempo con un blog, con el que espero que, pese a la distancia, Mr Potato siga colaborando. Y gastando nuestros escasos ahorros en ropa cara. Cosas de las gradas, que no las puedes dejar aunque quieras. O aunque te prohíban entrar en ellas.   

Atrás quedarán esas cervecitas en bares lúgubres, esas conspiraciones entre nachos y esas pintas en Punta Ballena. Atrás quedarán esas risas sobre todo y sobre todos, de las que nosotros mismos éramos las primeras víctimas ("no me hagas reír, cabrón, que se me van a soltar los puntos del labio"). Cosas de nosotros mismos.

Cuando leas estas líneas ya estarás comiendo un suculento asado. Espero que la vida te depare a partir de ahora muchas alegrías junto a tu nueva familia y que esas patatitas que has sembrado tengan un futuro mucho mejor que nuestro presente. Y como te he dicho ya medio en broma medio en serio, ve haciéndonos sitio, que me da que vamos a seguir tus pasos. Pero espero que no sea así, y para ello te voy a lanzar una "maldición gitana" que un buen compañero de trabajo decía a aquéllos que dejaban el curro pero con los que quería reencontrarse: ¡VOLVERÁS! Y doy (santa) fe de que resultaba efectiva. 

HASTA SIEMPRE, MR POTATO.  

LAS PINTAS SEGUIRÁN SIENDO TU HOGAR.