Cuando me dispuse a ver Four lions, pensaba que iba a ver una película mordaz y que podría resultar polémica. Pero no. Y que conste que en algunos momentos no se corta nada y el tono llega a resultar hasta dramático.
Para los que no lo sabéis, se trata de una comedia sobre una célula terrorista de integristas islámicos, residentes en Inglaterra y dispuestos a inmolarse por la yihad. El solo hecho de abordar ese tema desde un punto de vista humorístico ya debería resultar transgresor.
Pero vuelvo a decir que no. No se sobrepasa el límite presente en cualquier viñeta que cualquier periódico haya publicado antes. Vamos, que la película no llega a la altura de, por ejemplo, la gran obra maestra del comic y parodia del gran tema tabú y dogma incuestionable de nuestro tiempo, el Holocausto, que Gourio, Vuillemin y Gondot "perpetraron" en "Hitler=SS".
Un tema como el terrorismo islámico es una fuente inagotable de despropósitos y situaciones esperpénticas y humorísticas: zapatos bomba, pilotos expertos tras un par de clases en un simulador de Florida, grabaciones de vídeo en las que casualmente (y de pasada) líderes terroristas se autoinculpaban de atentados, líderes terroristas lanzados al mar sin ninguna grabación de vídeo o imagen que recogiera casualmente (o de pasada) tan importante acontecimiento,... y no sigo por no sobrepasar ese límite al que aludía antes, porque si me pongo a hablar de bombas accionadas por teléfonos móviles y cintas con versos del Corán abandonadas en furgonetas no ACABaría la cosa bien.
Así pues, creo que al tema se le podría haber sacado mucha más punta, pues materia hay para ello, y los chistes en ocasiones no tienen gracia, no porque se frivolice con un tema tan serio y delicado (más bien al contrario, creo que en general se trata de un humor blanco que pretende no ofender ni a los propios terroristas) sino más bien porque se utiliza un humor demasiado fácil y simplón. Pese a todo, hay momentos realmente divertidos. Y lo que sí me ha gustado mucho es cómo se refleja la incompetencia de terroristas y policías, la estupidez e hipocresía de las autoridades, las mentiras y la desinformación, especialmente al final de la historia. Y que al final no deja de ser una reflexión en clave de humor sobre el fanatismo en general. Conclusión: el terrorismo islámico es una broma pesada y sangrienta. Y precisamente por eso debería tomarse más en serio.
Pero vuelvo a lo mismo. Al ver esta película tuve la sensación de que la realidad supera a la ficción. Y sólo hay que ver las noticias para ver que en España podríamos haber rodado una película totalmente basada en hechos reales sobre un Comando Dixán formado por soplones policiales y traficantes de hachís que pretende volar un autobús con detergente mientras el agente Peláez descubre un malvado plan islámico encaminado a atacar Gibraltar con aviones teledirigidos, lo que hace que sea condecorado por las autoridades de El Peñón y se inicie un periodo de paz y concordia entre pescadores algecireños y guardacostas llanitos. A lo mejor ésta resultaría menos creíble. Pero nos lo ponen en el telediario y nos lo tragamos.
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