Alejandro López. Palma.
Los abucheos al Rey
Como el avestruz que esconde la cabeza ante el peligro, la sociedad española mira hacia otro lado cuando uno de los más importantes símbolos de nuestra democracia, el Rey, es insultado y humillado en un acto público, como ha sucedido en la reciente final de la Copa del Rey de baloncesto celebrada en Bilbao. Sin embargo, no valorar e ignorar el síntoma de un claro problema, la descomposición de nuestro Estado, es el peor camino que podemos adoptar para su solución. Ya empieza a ser una triste costumbre que cuando se celebra una final de Copa del Rey (de fútbol o de baloncesto) en tierras vascas o catalanas o con la participación de un equipo de esas comunidades, se produzcan insultos y abucheos hacia el Rey y el himno español. Un malentendido derecho a la libertad de expresión es lo que se argumenta para no sancionar, culpabilizar y castigar a los que insultan a los más importantes símbolos de nuestra sociedad. Un derecho que, por ejemplo, es conculcado para los que enseñan banderas o símbolos de un anterior régimen político o una determinada ideología de extrema derecha en un estadio deportivo. Lo lógico sería medir a todos por el mismo rasero, el permisivo o el sancionador, pero lo triste es que se permite ensalzar la división y el resentimiento hacia España, los vítores al terrorismo separatista o la exhibición de banderas republicanas y, en cambio, se castiga sin piedad al club que permite en su estadio que se exhiban banderas españolas del anterior régimen. Es hora de que reflexionemos y actuemos frente a los que permiten, fomentan y participan en el insulto hacia los símbolos de nuestra nación. Estoy seguro de que los actos de todos estos aficionados catalanes y vascos no habrían salido tan gratuitos en otros países como Francia, EEUU, Alemania o Reino Unido, con mayor tradición democrática que el nuestro.
Publicado por Diario de Mallorca el 25 de febrero de 2010.
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