BLOG DEDICADO A JAIME MARTORELL MIR




miércoles, 10 de octubre de 2012

WHITE COLLAR HOOLIGAN

 
Otra de "hooligangsters". White collar hooligan es la historia de Mike, uno de tantos que está en paro, se le ha acabado la ayuda y necesita dinero urgentemente para pagarse su abono de temporada y su ropa cara y para dar de comer a la parienta. Para poder vivir, vamos. Lo mismo que nos pasa a tantos aquí. El problema es que no encuentra curro (y en caso de tener la suerte de encontrarlo sería alguna porquería no cualificada y por el salario mínimo) así que se embarca en un negocio con un compañero de grada. Dinero fácil por ser transportista. Al principio es reticente porque se piensa que es un tema de drogas. Es lógico, eso huele un poco mal. Pero no, su mercancía es "inofensivo" material informático. En ese punto me encanta esa sensación de paranoia que tiene el protagonista la primera vez que infringe la ley, me resulta muy real.
Cuando se entera de que es un fraude con tarjetas de crédito comienza el dilema moral para un hooligan que había sido un currante honrado toda su vida y al que este puto sistema económico de mierda le ha obligado a delinquir, pues cree que está contribuyendo a estafar a gente honrada. O no honrada, pero está robándoles en todo caso. Pero claro, para que lo haga otro... Además, en realidad a quien se roba es a los bancos, y esos son uno de los grandes irresponsables de ese puto sistema económico de mierda, esos hijos de puta de las preferentes.
Lo malo del dinero fácil cuando estás acostumbrado a currar duro por cuatro libras es que te desmadra y comienzan las juergas con su alcohol, sus mujeres, sus drogas... Y la pasta se va tan rápido como entró. La cosa se complica por una serie de azares en París, pero la clave es que es el jodido fútbol el causante indirecto, como tantas veces el fútbol lleva a la ruina a nuestro protagonista aunque sea por una maldita casualidad. En la cárcel le ofrecen ser un soplón, pero Mike demuestra su lealtad declinando la oferta.
Tras volver a su estimada isla, sigue ascendiendo en la organización. Pero los ascensos conllevan una responsabilidad. Y eso es una mierda. Y más si se trata del crimen organizado. Y responsabilidad es sinónimo de preocupaciones. Y la felicidad consiste precisamente en no tener preocupaciones. Así que planea retirarse... y bueno, ya no voy a comentar nada más porque ese argumento ya os sonará. Pero no he contado nada en realidad, porque lo sorprendente viene a continuación en un final que demuestra que no todo es siempre negro o blanco. Y la moraleja se resume en una frase que se dice casi al final y que vendría a ser algo así como "es mejor ser un sencillo hooligan que meterse en según qué berenjenales". El hooliganismo hace amigos, el crimen sólo socios.
Las escenas de hooliganismo son escasas y fragmentadas (hay más hooliganismo en la carátula que en toda la cinta), una excusa para atraer a los futboleros a la sala de cine, pero están cuidadas, sobre todo en la estética. Hay también algunas dosis justas de humor que se equilibra con la acción y el drama de una manera hábil, lo que hace que el ritmo sea ágil y la película resulte entretenida, algo a lo que contribuye también que no se alargue en exceso gracias a su hora y cuarto de duración.
Y ahora voy a mirar el extracto de mi tarjeta, que me ha entrado un no se qué...

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