CRÓNICAS POLACAS (II)

VIERNES: PEGATINAS

El viernes era el gran día, la razón principal de nuestro viaje a Polonia, el derby que enfrentaba a los dos equipos más importantes de la capital, Legia y Polonia.

Tras un pequeño paseíto para estirar las piernas por lo que fue antaño ese barrio varsoviano cuyo nombre popularizó en todo el mundo El Príncipe Gitano...

...y por el parque Saski, famoso igualmente por las peleas que tuvieron lugar entre hooligans polacos e ingleses en 1999...

...llegó la llamada de M, que nos convocaba en los alrededores del Pepsi Arena al mediodía para ir calentando motores de cara a la gran cita futbolera. Para ir a tono con lo que requiere un acontecimiento de este tipo, decidimos tomar previamente unas cervezas en el bar quiosco de enfrente del hotel, en el que conocimos a nuestro amigo perico y, ¡oh, sorpresa! allí estaba el susodicho tomando una piwo. ¡Qué tío! ¡Imparable! Tras rememorar los sucesos de días atrás (ver primera parte de "Crónicas polacas") intentamos convencerle para que viniera con nosotros a disfrutar de un partido de fútbol de los de verdad, pero él se negó, no con mucho convencimiento, alegando que esperaba a una periquita de Gdansk y que nuestra salud mental no era muy óptima. Pero como digo, lo decía sin mucho convencimiento, y si no fuera por nuestras prisas, ya que nuestro amigo M nos esperaba, le hubiéramos invitado a una piwo más y estoy seguro de que hubiéramos acabado convenciéndolo para acompañarnos, aunque sólo fuera para ver el ambiente ya que, lógicamente, él no disponía de entrada.

Así pues, con unas latas para el camino, cogimos taxi rumbo a los aledaños del estadio. Una vez reunidos con nuestros anfitriones fuimos al chiringuito donde se reúne la hinchada más bullanguera del Legia y donde ya se respiraba ambiente futbolero. Bastante, teniendo en cuenta que era día laborable. Allí comenzó el consumo desmesurado de cervezas y su consiguiente eliminación por vía urinaria, la inevitable compra de pegatinas y los intentos de entonar algún cántico con el pequeño inconveniente de no saber polaco.

Y allí también me quedó claro que Legia es blanca...

Rodeado por la gran marea de sudaderas blancas que había en torno nuestro, reparé en lo desafortunado de mi atuendo, pues iba totalmente de negro, y allí los del Legia van de blanco, siendo los del Polonia y los turistas los que visten de oscuro. Pero dicho así, parecería que acerté, pues un turista era al fin y al cabo. Pero no, "turistas" (Turysci) es como se conoce a un grupo de Legia, los que salen en la imagen entre las bufandas arrebatadas a los hinchas del KSP.

El chiringuito está debajo de un puente, en una especie de parque. Los murales de Legia, entre los que destaco por su calidad los dos que reproduzco a continuación, habían sido pintarrajeados días antes por los hinchas del Polonia, lo cual no deja de ser una bajeza y una muestra de la poca sensiblidad artística que define a sus saboteadores. Pero en fin, la impotencia a veces se enmascara con este tipo de actitudes deshonrosas.

Los hinchas del Polonia (por cierto, amigo Gontxo, hay otro Polonia en la ciudad de Bytom) son considerados por los del Legia como chivatos y amigos de la policía, condición que incluso se habría mantenido durante la ocupación alemana, donde al parecer se ganaron fama de delatores de la Gestapo. Repito, eso es una percepción evidentemente parcial por parte de nuestros anfitriones legionistas, no digo que sea así. Del mismo modo que tampoco digo que sea así, pero también es la percepción que se tiene de algunos elementos de la grada mallorquinista. Y no digo más para no molestar a nadie, aunque como dice el sabio refranero español, el mismo del "13 y martes", "el que se pica, ajos come".

También tienen fama de cuchilleros (ellos no firmaron el famoso pacto entre los grupos hooligans polacos) y de eso sí que puedo dar fe.

La hinchada del Polonia iba a acudir en corteo para lo cual había pedido a las autoridades permiso para manifestarse. La del Legia tuvo intención de hacer lo mismo, una manifestación autorizada que "casualmente" coincidiría con la primera en un punto de su recorrido. Petición que, por supuesto, y con gran sentido común, fue denegada por las autoridades.

Improvisado croquis para aclararnos el recorrido de la hinchada rival

A medida que se acercaba la hora del partido fue calentándose el ambiente, sobre todo cuando apareció la policía para "entretener" un poco a la hinchada del Legia.

There was one secret copper in the bridge...

Lo hicieron desde un parque que había arriba, al principio del puente bajo el que estábamos, bajando unas escaleras.

There were two secret coppers in the bridge...

Entonces la gente comenzó a encarárseles un poco pero no pasó en realidad nada de nada. Alguna carrera, algún petardazo, alguna bengala, algún amago de carga y la mayoría con la capucha puesta para evitar identificaciones, pero nada más. Fue como digo una simple maniobra de entretenimiento debida presumiblemente a la llegada de los hinchas del Polonia y no hubo incidentes reseñables, tal vez porque no había muchos hooligans del Legia allí, que supongo que debían estar intentando buscar movida por otra parte. 

A medida que se acercaba la hora del partido iban llegando más hinchas y más policías, pese a lo cual no se registró ningún incidente. Bueno, sí, un pequeño incidente por nuestra parte mientras nos tomábamos unas hamburguesas, pero nada digno de mención. 

Así pues, ya bastante tocados por la cerveza, fuimos al estadio. Nuestras localidades eran de lateral, en una esquina. La Zyleta nos quedaba a nuestra derecha y estábamos en la grada diametralmente opuesta a la de los hinchas del Polonia.

De todos modos, he de señalar que allí los espectadores de todo el estadio permanecen de pie durante el partido y animan como si estuvieran en el fondo. ¡Qué envidia! Bueno, todos menos los de la grada vip, situada en la lateral que había enfrente nuestra, y que es donde suelen sentarse los pipas y las espectaculares gachís que luego vemos en las fotos de JP85.

Y del partido, ¿qué os puedo contar? Una imagen vale más que mil palabras, y un vídeo más que un millón: hooligans intentando enfrentarse a los del Polonia dentro de la grada, algún detenido por el césped, cánticos constantes, buenos tifos por parte de las dos hinchadas, propuesta de matrimonio en la cancha en el descanso para entretener al personal, tradicional quema de bufandas robadas, 0 a 0 como todo derby de máxima intensidad que se precie y saludo de los jugadores locales (pero saludo en persona, no sólo unos aplausitos a distancia) a la hinchada al finalizar el partido. El resto, podéis imaginarlo. "Igualito" que por aquí.

Un tifo con vida propia. Fotos de legionisci

 

Después del derby, lo cierto es que con el cebollón no recuerdo mucha cosa más, pero tampoco es que hubiera nada en especial que destacar. Nos fuimos a descansar pronto al hotel porque al día siguiente íbamos a ver un partido de tercera división.

Buenas noches.