Recuperada la normalidad bloguera tras el corto paréntesis de tiranía fontaneda, y ahora que están de moda y en entredicho las actuaciones policiales, qué más oportuno que ver esta película italiana estrenada hace escasas fechas en Italia. A.C.A.B. nos muestra las grandezas y miserias de unos poliziotti fieri di essere bastardi. El filme, dirigido por Stefano Sollima, director a su vez de la excelente serie ya recomendada por servidor Roma criminal, e hijo de Sergio Sollima (uno de los escasos directores de spaghetti western que se salvan), los cuales son sin duda puntos a su favor, y basado en un libro de Carlo Bonini, refleja la no siempre fácil vida de un grupo de policías desde una óptica que ni criminaliza ni justifica su comportamiento. El argumento en sí no resulta original, hemos visto muchas veces la historia de unos policías ya curtidos que no siempre cumplen el estricto y recto camino de la ley para sus fines, pero creo que sí resulta novedosa la forma de abordarlo, aunque sólo sea por la cercanía no habitual en producciones hoollywoodienses. Repito, los protagonistas no son buenos ni malos, ni héroes ni villanos, simplemente pertenecen a un mundo al límite, moviéndose en un terreno ambiguo donde no está muy claro qué está bien o qué mal, formando parte de un círculo con sus ritos de iniciación, sus códigos de honor, su camaradería, sus bajezas morales, su propia justicia... La conclusión está clara: los policías no resultan tan diferentes de los matones del hampa o de las bandas criminales, sus mentalidades y métodos son muy similares y lo único que diferencia a unos y otros son sus jefes, unos sirven al mafioso de turno y los otros al Estado. Jefes que de vez en cuando, por supuesto, también les dan la espalda cuando sus fieles lacayos les incomodan.
En la película se abordan temas polémicos y casi tabú como son los abusos policiales o su labor represora y violenta, y también casos reales, lo que hace más cercana la trama al espectador, como el de la muerte del policía Filippo Raciti en aquel famoso Catania-Palermo así como el de Gabriele Sandri (este último pone fin al metraje... creo, porque no sé si la versión que me he bajado de la red está completa, pues no aparecen los créditos finales), mostrando así las dos caras de una misma moneda. ¡Cómo cambian las cosas según el lado en que se miren!
Escenas que os pueden resultar interesantes son las del estadio en un derby romano o los momentos finales (creo) en un escenario de guerrilla urbana como consecuencia de la muerte de Gabriele. También es interesante la trama sobre el hijo skinhead del jefe de la cuadrilla (yo no me quedo con los nombres a diferencia del escurridizo Señor Fontaneda). Por lo demás, una excelente banda sonora con temas que seguramente os sonarán bastante (con The White Stripes, The Clash, Pixies, Malnatt,...) pone un excelente broche a una película que, sin ser nada del otro mundo, os resultará entretenida sin lugar a dudas y os hará ver una realidad que está ahí desde otra perspectiva. Ojalá se estrene algún día en España.
Me encantan esas perillas y esas barbas tan perfectamente desaliñadas ...
ResponderEliminarHay actores de Romanzo Criminale que tb participan allo film
ResponderEliminarLa productora es Caltteya y Digital +, al igual que las de RomanzoCriminale.
ResponderEliminarEl protagonista, Mazinga, hacia del terrible en dicha serie.
http://youtu.be/WGVbM0uv5tk
Cobra (Piefrancesco Favino), Negro (Filippo Nigro) e Mazinga (Marco Giallini) sono tre "celerini bastardi". "Celerini", così si sentono, più che poliziotti. Sulla loro pelle hanno imparato ad essere bersaglio perché vivono immersi nella violenza.La violenza di un mondo governato dall'odio, che ha perso le regole e che loro vogliono far rispettare anche con l'uso spregiudicato della forza.
Il film è tratto dall'omonimo romanzo di Carlo Bonini - edito in Italia da Einaudi -basato su una storia vera. "A.C.A.B." è l'acronimo di "All cops are bastards" ("tutti i poliziotti sono bastardi") un motto che, partito dal movimento skinhead inglese degli anni Settanta, è diventato nel tempo un richiamo universale alla guerriglia nelle città, nelle strade, negli stadi.