¡DUQUESA, GUAPA!

Una boda de lo más ´beautiful´

Punta Ballena, la calle más hooligan de Magaluf, mostró ayer su cara menos conocida, la de la educación y la corrección, sin perder ese aire de desenfado que la caracteriza y que vuelve loquitos a los ingleses. Decenas de turistas británicos, algunos con cara de trasnochar, cambiaron la playa por la televisión para seguir la retransmisión del enlace del año, una boda que definieron como "muy beautiful (hermosa, en castellano)" y que no les dejó indiferentes.

Ellos, en bañador, torso desnudo luciendo tatuajes y empuñando una pinta de cerveza; y ellas, entregadas a su ración de rosbif y coca cola, sin quitar ojo a los televisores, en plural, porque en algunos pubs llegaron a instalar hasta tres aparatos en línea. La escena se repetía en todos los bares, algunos con más reclamo que otros, como el The Prince William Pub, un nombre que parecía escogido para la ocasión y que atrajo a cuatro chicas que parecían poseídas gritando y luciendo en sus camisetas el sueño de toda plebeya: "Harry, Pick Me (Harry, escógeme)".

"Estamos de vacaciones, pero ahora no toca playa, sino boda. Algo así no sucede a menudo, es histórico y no queríamos perdérnoslo", confesó Shana Walker. "Ha sido muy emocionante, sobre todo cuando Guillermo le ha puesto el anillo (de oro) a Catalina, pese a que parecía que nunca lo iba a conseguir", añadió entre risas.

El de la alianza fue uno de los momentos que conquistó a la audiencia, toda anglófona. También el de la llegada de la novia, ya duquesa de Cambridge, "preciosa", afirmaban las féminas, que fueron mayoría frente a los televisores de los pubs, adornados con un sinfín de banderitas del Reino Unido. Y es que el sentimiento patriótico se apoderó de los bares, sobre todo al escucharse el God Save the Queen, el himno que en más de una ocasión ha causado algún problema en Punta Ballena –The Strip para los británicos–, como a mediados de los 80, cuando un centenar de turistas borrachos se atrincheró en un pub de esta conflictiva vía mientras cantaban el Dios salve a la reina sin dejar de tirar cervezas al exterior, un episodio que mantuvo en jaque durante horas a la Policía. Ayer, sin embargo, la ausencia de incidentes fue la noticia.

Como ocurre con cualquier partido de la Premier, hora en que Punta Ballena se viste de corto y entona sus cánticos, la banda sonora de Magaluf estuvo ayer marcada por las expresiones de júbilo y los aplausos, que se multiplicaron con el primer beso de la pareja, sin duda uno de los instantes que todos grabaron en la memoria. A partir de ahí, la audiencia cayó y el turista volvió a la realidad, la suya, la del sol y la playa: apuró su pinta, pagó la cuenta y se agarró a la toalla para poner rumbo a la arena.