BLOG DEDICADO A JAIME MARTORELL MIR




viernes, 10 de febrero de 2012

¿FASCISTAS?



¿Es un delito tener simpatía por el fascismo o por ciertos aspectos de él? ¿Es un estigma ser señalado como “extrema derecha”, “ultra” o cualquier otro adjetivo que se utiliza de forma despectiva e insultante por parte de esa izquierda chekista y esa derecha nauseabunda? Indudablemente no. La libertad existe, aunque también existe su coartación, las piras purificadoras, las leyes que cercenan la libertad, las prisiones para los disidentes políticos y las…checas sociales.
Viven algunos en una paranoia constante en busca del “fascista”, sinónimo posmoderno de malo, violento, machista, irrespetuoso, insolidario, intolerante, en definitiva, equivalente a portador del mal. La veda lleva décadas abierta: Todos a la caza del “fascista”. Fascista fue el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Fascista fue Andreu Nin, cuyos restos aún no han sido encontrados oficialmente. Fascista fue Fraga. Zapatero es fascista. Los Mossos d’Esquadra son fascistas. Sabino Arana, es nazi. Fidel Castro llama fascista a Obama, y los anticastristas llaman fascista a Castro. Basta buscar en Google para volverse loco al comprobar que unos y otros, derechistas e izquierdistas, trotskistas y estalinistas… se acusan mutuamente de fascistas.
Todos los que no piensan como “dicen” que tenemos que pensar, o todos los que piensan como tienen que pensar, pero interesa mancharles su pulcra hoja de servicios al Sistema, son calificados de fascistas. Rizando el rizo del absurdo, y de lo grotesco, se afirma que Tintín es racista y fascista, Asterix y Obelix son fascistas y nazis… y los Pitufos nazis y racistas.
Dicen, los “cazafascistas” querer expulsar a todos “fascistas” de los barrios, de la Universidad, de los pueblos, de los puestos de trabajo…
Quieren negar la palabra, la libertad de expresión, los derechos constitucionales a los que señalan como fascistas… y en el peor de los casos animan a que sean agredidos. No hace falta hacer mucha memoria para recordar a las miles de mujeres francesas, belgas, italianas… que fueron vejadas, agredidas y violadas por el simple delito de haberse enamorado de un “fascista” durante la II Guerra Mundial, todo ello jaleado por milicianas comunistas.
Los jueces actúan de cara a la opinión pública. En efecto, los juicios por opinar “a lo fascista” o por editar libros “fascistas” están politizados, la sentencia esta dictada antes del juicio: ¿Cómo van a legislar reconociendo a los “fascistas” derechos? ¿Van a exponerse a ser descalificados, insultados y cuestionados por juzgar a un “fascista” imparcialmente? ¿Qué es un fascista en comparación con su bien estar personal?
La periodistas escriben siempre contra los “fascistas”, si publican lo contrario tienen el despido asegurado… ¿Alguien conoce a un “fascista” bueno o algún amable retrato -por los medios de comunicación- de alguno de ellos? ¿Alguien ha visto algún reportaje, alguna serie de televisión, alguna película, o alguna historia literaria donde un “fascista” sea bueno en vez de tonto, sangriento y malévolo?
¿Alguien conoce a un “fascista” agredido? Parece que como los gatos alrededor de restaurantes chinos: no se ven ni se oyen. ¿Que extraño verdad? O ¿no?
Hay infinidad de hechos (falsos, pero que servirían para un buen guión de lo absurdo) que llenarían páginas y páginas de cómics, u horas de monólogos humorísticos en los escenarios, sobre presuntos “fascistas” y hechos “fascistas” que nada tienen que ver con “fascistas” pero que tienen que presentarse como tales, para vender la imagen que interesa de los malos y perversos ovíparos de la serpiente del mal.
¿Por qué digo todo esto? ¿Pretendo justificarme del calificativo de fascista? ¿Voy a negarlo o a aceptarlo? La verdad es que no tengo que dar muchas explicaciones. Yo soy lo que dicen mis escritos, lo que dicen quienes de verdad me conocen, lo que afirman mis palabras y acciones, me da igual que coincidan con Mussolini o con el Che, con Kim il sung o con el bueno de Rompetechos. No me interesan los adjetivos ni lo que opinen de mi, ciertos energúmenos profesionales de la cizaña, de la mentira y del cuento.
Digo esto, porque hay cosas que me indignan, que me sublevan y me superan. Hace ya algunas semanas –concretamente en Diciembre- que me enteré de la muerte de una joven de 32 años, de origen turco-polaco, estudiante de literatura, amante de los animales y madre de un niño, se llamaba Sandra Kaz. Vivía en Francia, y al parecer cometió un error imperdonable para la progresía bien pensante, se interesó por la política, veía cosas que no le gustaban y quería luchar por conseguir una vida mejor para los franceses en general y para su hijo en particular. Tenía muchas opciones, pero tomó una opción que no gustó a la mass-media, se afilió al Frente Nacional francés. Siendo candidata por Coudekerque-Branche obtuvo el 36% de los votos en la segunda vuelta frente al 64% del candidato socialista. Los “cazafascistas”, esos profesionales del cuento y del miedo empaquetado a granel, se habían puesto en acción, había empezado un linchamiento público y un acoso de tinte machista (algo que tanto dicen condenar los “antifascistas”) acusando a Sandra Kaz de haber trabajado de escort (prostituta). Muy pocas personas saben lo que es ese martilleo constante de la prensa, de los “activistas antifas”, denunciando a todas horas las “maldades fascistas”, esos juicios paralelos que son todo menos justos, nobles y respetuosos.
Hay personas más fuertes que otras, hay personas que no pueden asumir que a todas horas se sea difamado e insultado o simplemente aireado algo de su vida privada, pasada o presente que solo atañe a ella y a su entorno más próximo, y lo que es peor, sentir esa impotencia interior de no poderse defender adecuadamente… y si era o había sido escort ¿Qué? Y si era del Frente Nacional ¿Qué? ¿Hacia daño a alguien o lo había hecho por ello?
Sandra Kaz se suicidó a mediados de noviembre del año pasado, incapaz de superar meses de acoso mediático, de persecución pública…
Mujer, de ascendencia no francesa, madre de un hijo y acusada de ejercer la profesión más antigua del mundo. Ninguna asociación de esas que dicen defender a la mujer del machismo y de toda marginación, levantó la voz o se quejó mínimamente por el trato, el maltrato, que recibía Sandra, ¿Para qué, si era una “fascista”? para ellos no hay seres humanos, hay ideologías, está claro…
Habría sido para mi un honor estrecharle la mano, porque fascista o no (tanto ella como yo), mis Valores no me hacen prejuzgar a las personas; porque fascista o no, mis Principios no me permiten marginar a personas por sus ideas políticas; porque fascista o no, mis Ideas son mucho más abiertas, solidarias y sinceras que las de todos esos papanatas de la Izquierda o la Derecha que se llenan la boca de democracia, libertades y derechos, y que financian, alimentan, protegen y subvención a esos “cazafascistas” para que hagan el trabajo sucio de su hipócrita sociedad mercantilista democrática contra los Disidentes.
Sandra Kaz: descansa en paz, la paz que yo negaré siempre a esos que te la negaron a ti.

Juan Antonio Llopart

2 comentarios:

  1. Yo simplemente iba a comentar que estaba de acuerdo. Que no hay peor etiqueta que Nazi o Fascista. Que se emplea para todo lo que se aleje de la senda correcta (aunque, bueno, tampoco es una cosa que se haya inventado ahora).

    Luego me eh animado a comentar por el parrafo ese, que es muy cierto. Yo no tengo que justificar mis pensamientos o ideas. Quedane scritas. Y no soy de mente tan cerrada y que todo lo etiqueta, de depender lo que digo un ideal generico. En cada situación responderé por mi conducta y propio convencimiento, no marcando pautas que me indique el libro del cuál tenga más cosas en común. Por eso se puede tener reacciones y es todavía más disparatado comentarios, "pues para ser nacionalista catalan le gustán los toros" o "cree en Dios y dice ser de izquierdas" y así con mil ejemplos más que no invalidan ningúin pensamiento, pero se utilizan para criticar. Porque en todos encontraremos algo de fascistas o que se aproxima a ellos.

    Yo tam,bién había oido la historia de la francesa. En fin...

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  2. Eso que apuntas de las etiquetas es muy cierto, y más en este país. Pondré dos ejemplos. Hace poco leí un artículo de Juan Manuel de Prada (grandísimo columnista) en el que se criticaba desde una óptica católica la ocurrencia calvinista de Rajoy de cambiar los festivos. Si eso lo hubiera hecho ZP le hubieran crucificado desde todas las asociaciones papistas, pero como lo hace la derecha, no pasa nada. Lo mismo pasa con los rojelios rancios que sacan la bandera tricolor republicana a las primeras de cambio, como si la república fuera un invento comunista, como si la derecha no hubiera obernado dos años bajo esa bandera tricolor... Bush sería comunista según esa regla de tres, ¿no? en fin...

    Un saludo.

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